lunes, 8 de abril de 2013

Desafiantes

Los púberes y adolescentes experimentan cambios funcionales cerebrales muy particulares que les permiten enfrentar los desafíos sociales que están por venir. Entre estas modificaciones, la búsqueda de riesgo en los varones y la potenciación de la impulsividad por influjo grupal en niños y niñas deben ser conocidas por padres y profesores. Esta búsqueda de riesgo se asocia a un incremento de la impulsividad y agresividad por influjo del grupo. Podemos imaginar la desazón y el miedo que experimentaba un adolescente, en otras épocas, obligado a acompañar a los hombres a cazar o a enfrentar a la tribu rival; pero si al grupo se sumaban otros chicos de similar edad, el miedo era reemplazado por una gozosa excitación. Los adolescentes mostraban los dientes con ferocidad y hacían gala de arrojo blandiendo sus lanzas y garrotes con aullidos amenazantes. Miles de años más tarde, un chico que camina solitario por la calle se muestra inhibido, pero si se le unen amigos se vuelve desenfadado, provocador y dispuesto a agredir a quien lo llame al orden. Su grupo de pares le da valor y decisión a la hora de mostrarse oposicionista y desafiante.

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