viernes, 1 de febrero de 2013

Al nacer, conoce el sabor de la soledad


El momento en que el niño deja el vientre de la madre, la primera experiencia es la de sentirse solo; empieza sintiéndose solo, tiene que abandonar su hogar.  El mayor trauma que el niño sufre es cuando tiene que dejar el vientre.  Se aferra al vientre, no quiere salir de él.  Ha vivido ahí durante nueve meses, amaba el espacio, el calor, y se le ha cuidado maravillosamente, sin tener responsabilidad, sin preocupación.  ¿Por qué se tiene que ir? Se le echa fuera, se le expulsa; no quiere salir.  A la vida, nosotros la llamamos nacer, pero el niño piensa que se va a morir. Para él es la muerte, porque es el fin de la vida que ha conocido durante nueve meses.  Está conmocionado, se siente castigado, y aún no puede pensar, así que el sentimiento profundiza mucho en el cuerpo.  Es un sentimiento de todo su ser, no un pensamiento, por eso empapa cada cédula de su cuerpo y se queda: esta es la primera experiencia de sentirse solo.
Y muchas experiencias vendrán una y otra vez.  Un día la madre le retirará el pecho, y otra vez el niño se sentirá solo; un día se retirará al niño de la madre y le cuidará una niñera: otra vez se sentirá solo.  Un día no le permitirán dormir en la habitación de la madre, le darán una habitación separada: otra vez se sentirá solo.  Recuerda tu niñez el día que tuviste que dormir solo en una habitación por primera vez: la oscuridad, la frialdad, nadie a tu alrededor.  Y nunca antes había sido así; el calor de la madre, su suave cuerpo siempre estaba a la mano.  Ahora el niño se aferrará a un juguete (un osito de peluche), ¿pero es eso un sustituto?  O se aferrará a la manta, ¿pero es eso un sustituto?  Un pobre sustituto, pero de alguna manera, se las tiene que arreglar; se siente muy solo, abandonado, rechazado, en la oscuridad.  Estas son heridas que se van acumulando y van haciendo la idea de sentirse solo como algo más profundo.  Un día tiene que dejar el hogar e ir a una guardería o a la escuela con personas extrañas, desconocidos.  Son heridas; ¡están ahí!  Y continúan.
Toda la vida es un largo proceso de sentirte solo.  Entonces por azar suceden algunas experiencias profundas, y gracias a esas experiencias  profundas descubres  que posees destellos dentro de tu ser.
Olvida las interpretaciones que se han gestado en tu alma del estar solo; ahí es donde te pierdes, lo que está ocurriendo es algo verdaderamente nuevo.  Es tan nuevo, que no puedes explicártelo.  La única manera de conocerlo es entrar en ello, familiarizarte con ello. “Es como cuando bebes agua; sólo tú sabes si está fría o caliente”.
Ahora bebe de esta soledad, esta energía fresca que está brotando de ti.  Bébela, saboréala, y te sorprenderá: nunca antes habías conocido nada igual.  Es libertad, libertad del otro; después de esta libertad, el amor se hará posible.  Después de esta libertad, el compartir sucederá.  Después de esta libertad, tu vida tendrá un significado totalmente diferente, un esplendor totalmente diferente.  Tu esplendor oculto brillara.

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