Toda nueva habilidad
intelectual en el adolescente suele dar lugar al principio de una
interpretación egocéntrica del mundo. Por eso se habla de un egocentrismo
racional e intelectual que aparece en el adolescente en el estadio de las
operaciones formales, muy semejante en algunos aspectos al egocentrismo que se manifiesta
en el lactante o el niño durante la primera infancia.
Esta nueva forma de egocentrismo
es fruto del desarrollo intelectual que está a punto de ser culminado en los
años de la adolescencia. El joven en efecto, cuando ha aprendido a utilizar los
conceptos abstractos cree que las reflexiones y teorías son poco menos que
todopoderosas sin detenerse a pensar que
cualquier conclusión lógica ha de venir refrendada por la realidad del mundo,
lo que en su opinión debe concluir con sus razonamientos y no a la inversa.
El
adolescente vive inicialmente un periodo de egocentrismo intelectual durante el
cual tiende a creer que sus teorías y reflexiones son poco menos que poderosas.
Esta actitud tendrá no obstante poca vigencia y desaparecerá en cuanto descubra
que la razón no está para oponerse a la realidad, sino para interpretarla y
transformarla.
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