Para
entender y comprender la conducta desafiante es fundamental asomarse al mundo
emocional infantil, que constantemente se encuentra en evolución a medida que el niño crece.
Todo
comportamiento o conducta es la expresión observable de todo aquello que sucede
desde la psiquis y lo emocional del niño. Los comportamientos son sólo la parte
visible o quizá la punta del iceberg de una conducta cuya real dimensión se
halla en las profundidades y precisa ser atendida.
La
mayoría de los adultos estima que las conductas desafiantes de niños y
adolescentes obedece a una suerte de naturaleza bravía innata —algo así como lo
encabritado de ciertos caballos de montar—, lo cual debe ser abordado con
estrategias que el sentido común dicta: esa naturaleza bravía que pugna por
expresarse libremente, debe ser escuchada.
En
la aparición de los comportamientos desafiantes inciden numerosos motivos
conjugados en una secuencia que culmina en la conducta rebelde, representada
por la desobediencia, el negativismo y la pataleta en los niños más pequeños o
en la actitud de abierta confrontación con el adulto en los más grandes. La
paradoja es que alrededor del noventa por ciento de las pataletas o conductas
desafiantes obedece a causas externas al niño e inherentes al adulto que trata
de sofocarlas. Recetas simples del tipo "aplique mano dura" o "no
se deje manipular" pueden fracasar totalmente si no se entienden las
causas de la pataleta ni se abordan de un modo objetivo y consistente. Si
deseas saber más, en mi canal encontraras más...
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