viernes, 14 de septiembre de 2012

Me preocupa la seriedad de los niños...


Enséñales a reír cada vez más. Y cuando juegues con ello, man­tén una atmósfera risueña a su alrededor. Si puedes evitar la serie­dad, estarás cumpliendo con tu obligación. Los niños son aplasta­dos por la seriedad. Sin duda la gente mayor es más seria y los niños son más risueños, y poco a poco les empiezan a imitar; comienzan a sentir que su risa no está bien. Y la gente mayor crea la impresión en sus mentes de que el ser serio, el estar tranquilo, el ser silencioso, es algo bueno, virtuoso. Eso está equivocado, porque una vez que el niño pierde contacto con la risa es muy difícil recuperarle. Harán falta muchas terapias, e incluso así es difícil recuperar tu infancia.
Si a los niños se les permite ser naturales, reírse, divertirse, ser espontáneos, no hace falta ninguna terapia. Las personas pueden ser religiosas sin pertenecer a ninguna religión. Toda su vida será una adoración porque la risa es una oración.
En el momento en que el niño deja de divertirse, la muerte ha hecho aparición. Por eso, hasta en la vejez la gente sigue recordando que la infancia era un Paraíso, que la infancia era el cielo. Esa sensación de que has perdido algo continúa; has perdido el jardín del Edén.
Por eso, cuando hay niños en casa, tienes el jardín del Edén a tu alrededor. No le obligues a volverse serios. En vez de eso pier­de tu seriedad cuando estés con ellos. Ríe y sé un niño. Si puedes ayudar sólo con esto, ellos se convertirán cuando crezcan en bellas personas.

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