El amor te convierte en una
nada, el amor te hace despegar del suelo, el amor destruye tu ego por completo,
lo aniquila y te proporciona una nueva vida. Te conviertes en un bambú hueco… y su música
empieza a fluir a través de ti. No lo
obstaculices, porque no estás aquí para estorbarlo. Si “tú” eres, “tú” eres el obstáculo.
La gente siempre se
pregunta: “¿Cómo puedo trascender la tristeza?”. Y yo les digo: “Tú” no podrás
trascender la tristeza. Se puede
trascender, pero “tú” no puedes trascenderla; el “tú” tendrá que desaparecer. Si, existe un estado de ausencia de todo
pesar, pero “tú” no puedes conocerlo; el “tú” tendrá que permanecer afuera. Algo de tu interior podrá adentrarse en esa
tierra donde no hay tristeza, pero no “tú”.
“Tú” eres la tristeza.
¿Acaso no lo has
observado? Cuanto mayor es tu ego, mayor
es la tristeza que se genera. Duele, es
como una herida. Cuanto menor es el ego,
menos duele y la herida se va curando.
Cuando no hay ego, no duele en absoluto.
Aunque alguien te insulte, no te duele porque “tú” no estás ahí. ¿Cómo se te puede insultar? El insulto te hiere solamente cuando ahí hay
una herida; entonces eres derrotado porque querías ser el vencedor. Si no hay ego, ¿cuál es la diferencia entre
victoria y derrota? ¿Cuál es la
diferencia entre éxito y fracaso? El ego siempre busca ser el vencedor….vencedor
de qué? si ya te perteneces.
Todas las distinciones son
creadas por el ego. Siempre que el ego
se siente satisfecho se debe al éxito, a la victoria. Siempre que el ego se descubre insatisfecho,
se debe al fracaso, a la derrota. Tanto
victorias como derrotas son debidas al ego.
Cuando no hay ego, sencillamente vives sin victorias ni derrotas. Simplemente vives sin éxitos ni fracasos. Sencillamente: vives… y esa simplicidad de
vida es la vida religiosa, es el amor, es el placer de SER.
Aquí tienes cuatro pasos
para eliminar el ego:
Mantente aquí y ahora… tan
sólo este momento… ¿ves su belleza? En
este mismo instante el gozo está aquí,
Dios está aquí. Cuando guardas silencio,
Él habla; cuando escuchas, Él canta.
Y aprende a transformar
todos tus venenos en miel de modo que todas las barreras sean destruidas.
Y luego…empieza a
compartir. Tengas lo que tengas,
compártelo. Comparte tu belleza,
comparte tu canción, comparte tu vida.
Compartiendo, resultarás enriquecido.
No acumules. En el momento en que
empiezas a guardar para ti, estás tratando de depender de ti mismo; has perdido
la confianza en la vida. ¡Da! Al igual que la vida te ha dado, ¡da! Hay más en camino.
Y el cuarto: sé una
nada. La nada es el origen de todo, la
nada es el origen de lo infinito… la nada es Dios: “nada” significa nirvana.
Sé una nada y siendo una nada obtendrás el todo. Si eres “alguien”, te lo perderás; siendo una
nada, llegarás a casa.
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