Una de las conductas clásicas de
la familia ante la llegada de un hermanito se centra en presentarlo al resto de
los hermanos…..lo cual veo como una excelente actitud para dar la bienvenida al
bebecito a su nuevo hogar.
Por otro lado se dice que es una
manera de enseñar a nuestros hijos para que aprendan a compartir y aceptarlo. Y
te diré que no coincido, y es un no rotundo….y
te expresare el porqué. Generalmente solemos imaginar que entre más
acerquemos a los hermanos para convivir entre ello, mas integración familiar
existirá. Lo cual es una buena estrategia siempre y cuando surja de la
naturalidad entre ellos, del amor que se expresen, de la solidaridad que se
manifiesten más no de la obligación, del empujar, del obligar. En síntesis
aceptar al bebecito no es un deber, es una comunión de bienvenida que nace de
la naturalidad de actuaciones de cada uno de los miembros de la familia, sin
necesidad de redireccionar las conductas
entre hermanos. La vida pone a nuestro alcance una hermosa oportunidad para
mirar con transparencia pura, los grados de relación que se van construyéndose
y erigiendo por si solos, donde nuestra participación solo radica en el fluir
saludablemente guiando con el olfato de ser padres, con la intuición de captar
los sentimientos de los demás, con la capacidad de observar como fluyen las
emociones en los cuerpos de los demás, en síntesis con la gran sabiduría que Dios alojo en nuestros
corazones para guiar amorosamente a sus hijos…..saludos y un abrazo virtual.
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