viernes, 9 de diciembre de 2011

intimidad INFANTIL

El niño necesita intimidad porque todo lo que es hermoso crece en la intimidad. Esta es una de las leyes fundamentales de la vida. Las raíces crecen bajo tierra; si las sacas de la tierra empiezan a morir. Necesitan intimidad, total intimidad. El niño crece en el vientre de la madre en la oscuridad, en soledad. Si sa­cas al niño a la luz delante de público morirá. Necesita nueve me­ses de absoluta intimidad. Todo lo que necesita crecer, necesita in­timidad. Una persona adulta no necesita tanta intimidad porque ya ha crecido, pero un niño que inicia a crecer necesita mucha intimidad.
Los padres se preocupan mucho cuando ven que el niño ha de­saparecido o está solo; inmediatamente se preocupan. Tienen mie­do, porque si el niño está solo, temen que algo le pueda suceder. Se tiene que mover dentro de unos límites, para que los padres le puedan vigilar, porque al vigilarle lo están protegiendo y aunque resulta necesaria la protección, todo niño requiere de ciertas dosis de intimidad para  desarrollar su individualidad. Al vigilar al niño excesivamente le están creando una personalidad lo cual no es nada más que un envoltorio pues personalidad significa máscara que viene de la hermosa palabra persona.
Contrario a ello el niño tiene que estar continuamente en guardia porque está siendo observado. Tú mismo te puedes dar cuenta: cuando te estás dando un baño eres una persona totalmente diferente; en el cuar­to de baño puedes dejar tu máscara a un lado. Hasta las personas adultas que son muy serias empiezan a cantar, a tararear. ¡Hasta las personas adultas empiezan a poner caras delante del espejo! Estás solo ‑eres perfectamente consciente de que has echado el cerrojo a la puerta‑, pero si de repente te das cuenta de que alguien te está mirando por el agujero de la cerradura, sucederá un cambio inme­diato. Te pondrás otra vez serio, la canción desaparecerá, dejarás de poner caras delante del espejo; empezarás a comportarte como se supone que debes comportarte. Esta es la personalidad, estás de vuelta en el envoltorio.
Un niño necesita una enorme intimidad, tanta como sea posi­ble, el máximo de intimidad, para que pueda desarrollar su in­dividualidad sin interferencias, sin vigilancias, sin cuestionamientos invasivos…. este será  el camino que llevara a florecer la individualidad del niño.


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