Sin duda la madre puede hacer mucho, pero sólo lo puede hacer
NO haciendo. Por eso, simplemente
relájate. Sólo hay que acordarse de no interferir, y cuando empieces a sentir
dolor, sencillamente acompáñalo. Cuando empiezas a sentir los movimientos en
el vientre, el cuerpo empieza a prepararse para el nacimiento y hay una pulsación
rítmica en tu interior. La gente piensa que esa pulsación es dolorosa; no es
dolorosa; es nuestra interpretación equivocada lo que la hace dolorosa. Por eso, cuando aparezcan las contracciones,
simplemente acéptalas, flota con ellas. Es como inspirar y espirar, de igual
modo el vientre y el canal de nacimiento empiezan a expandirse y a encogerse.
Esto es sólo una manera de crear un conducto para el niño. Cuando sientes ese
dolor, cuando decides que es dolor, empiezas a luchar en su contra porque es
muy difícil no luchar contra el dolor. Cuando empiezas a luchar, empiezas a
interferir con el ritmo. Esta interferencia es muy destructiva para el niño. Si
la madre simplemente ayuda al niño, si todo lo que le pasa a la madre acompaña
al cuerpo ‑se expande con el cuerpo, se encoge con el cuerpo, permite las
contracciones y las disfruta‑, es realmente un gran placer. Pero depende de
cómo te lo tomes.
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