Previo al nacimiento el bebe se encuentra
en un profundo estado de felicidad. El bebe está en absoluta armonía con su
madre; él aun no sabe que en realidad es distinto de la madre. Si su madre está
sana, el niño está sano; si su madre se enferma, también se enferma el bebe; si
su madre posee melancolía el niño se pone triste; si su madre está invadida de alegría,
el niño también se pone alegre. Con ello quiero expresar que el bebe previo a
su nacimiento aun no tiene sus propias fronteras. Esta es la felicidad más pura
que existe para el bebe, sin embargo debe dejarla atrás una vez que nace.
El niño nace, y de repente lo sacan de
su centro; de repente lo sacan de sus raíces de la tierra, de su madre. Pierde su
fuente y no sabe quién es; y tampoco tenía la necesidad de saberlo cuando
estaba con su madre; no tenía necesidad, -él lo era todo y no tenía que saber
nada, no había diferencias, no existía el ‘TU’, entonces no había motivo para
el ‘YO’. La realidad era indivisible; no había dualidad.
Pero una vez que nace
el niño, se corta el cordón umbilical y empieza a respirar por su cuenta; de
repente todo su ser se vuelve una búsqueda para saber quién es. Esto es
natural; ahora empieza a tomar conciencia de sus límites; -su cuerpo, sus
necesidades. A veces está feliz, otras infeliz; por momentos está satisfecho,
por momentos no, a veces tiene hambre y llora y no hay señas de mamá por ningún
lado; otras veces está en el pecho de la madre, otra vez gozando la unidad con
ella. Pero ahora hay muchos estados de ánimo y muchos climas, y de a poco, va a
empezar a sentir la separación. Se produjo el divorcio; el matrimonio se
rompió.
El estaba absolutamente casado con la
madre; desde ahora, en cambio, va a vivir separado; y además va a tener que
descubrir quién es. Ha dado inicio la travesía que durara durante toda su vida tratando de descubrir quién es; y este es el asunto fundamental que une a la
familia formar a los hijos…buen fin de semana.
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