Que padre o que madre no se preocupa por el bienestar de sus
hijos. Al mirar que su hijo no come o cuando descubre sus comportamientos
hostiles o bien cuando se llega a enfermar, las preocupaciones ocupan los
pensamientos y el corazón de los padres. Y a veces son tantos los malestares
que llega a presentar un hijo, que llegan a pensar porque a mí….porque a mi
hijo? ¿Cuál es el camino a seguir?
¡Me parece que el problema es más contigo que con
él! Así es, y no es que sea despectiva o irreverente, al expresarme así. Sucede
que muchas veces nos volcamos con proteccionismos innecesarios que llegan a intoxicar a los hijos. Ante el mínimo
estornudo del niño ya lo estamos mirando grave, y la situación se complica,
pues si el niño no se sentía enfermo, ahora lo enfermaras realmente.
Estar demasiado preocupada por él niño a veces puede
crear tensión en su mente. Y no te estoy diciendo que no te preocupes, no. Toma
todos los cuidados que consideres necesarios, pero te digo que preocuparse no
es ocuparse. Preocuparse es muy destructivo. Es destructivo para ti, es
destructivo para él, porque si se da cuenta de que estás demasiado preocupada
por él, empezará a sentirse culpable. Eso podría provocarle bronquitis, podría
causarle asma. Podría empezar a comer menos; podría empezar a castigarse a sí
mismo y todo porque mama está preocupada por él. Alcanzas a mirar los efectos
de la preocupación.
Si no te ocupas, es malo; pero si te preocupas
demasiado, también es malo. Los extremos son siempre malos; es bueno estar en
el medio. Lo estás protegiendo demasiado. Puedes hacerle sentir que se está
asfixiando; esto es la bronquitis y el asma. El asma puede comenzar si una
persona se siente asfixiada..., y eso
es lo que estás creando.
La intención no es mala, pero lo que estás haciendo
no es bueno.
Déjale solo. Ámalo pero déjalo. Tiene su propia
vida. Simplemente, dale más libertad y el asma desaparecerá. Permítele su propia
manera de vivir; no trates de guiarlo demasiado. Todo lo que podemos hacer es
amar y dar libertad, y el amor da
libertad: sólo entonces es
amor.
Por eso guárdate tu inquietud, tus preocupaciones.
Quizá esto sea una manera de evitarte a ti mismo. Te preocupas por él y así
puedes evitar tus propias preocupaciones. Esto se convierte en una buena
excusa, en una racionalización. Puedes escapar a tu caos interno; te puedes
preocupar por él. Eso es lo que están haciendo millones de personas. Los niños
se convierten en chivos expiatorios. Puedes poner en él todos tus problemas.
Si te dejan solo, si no hay nadie por quién
preocuparse, tendrás que enfrentar esos problemas. Enfrenta esos problemas;
trasciendelos.
Si en lo más profundo tienes algún interés en que
esté enfermo, en que esté inquieto... Esto te interesa, porque si está en
perfecto estado de salud, ¿qué harás? Te verás enfrentado de vuelta a ti mismo.
Por eso en algún lugar profundo de tu inconsciente te gustaría que él
permaneciera como está. Y él lo sentirá; los niños son muy intuitivos. Él lo
percibirá y cumplirá tus deseos. ¿Qué otra cosa puede hacer? Realizará tus
deseos inconscientes y te mantendrá ocupado, pero su vida se echará a perder.
Y tú perderás una oportunidad de encontrarte a ti mismo.
Respétalo como si fuera un adulto. Todo niño debe
ser respetado como si estuviera en tu mismo plano.
Por eso, en primer lugar: dale libertad. No le
asfixies. Eso es lo que el asma te está diciendo; es un mensaje. Y no le
obligues a comer, de lo contrario lo rechazará. ¡No es necesario! Un niño sabe
cuándo tiene hambre. Cuando tenga hambre comerá. Si no tiene hambre, no tiene
necesidad de comer. Y es algo tan natural que no hay ningún niño que se vaya a
quedar con hambre.
Si algún día se salta una comida, no te preocupes;
no pasa nada. De vez en cuando vienen bien unas vacaciones. Deja que se salte
una comida. ¡Cuando tenga hambre de verdad vendrá corriendo! Muchas madres
obligan a comer a sus hijos y haciendo esto destruyen muchas cosas.
Una vez que destruyes el apetito natural, poco a
poco se vuelve completamente inconsciente; deja de saber cuándo tiene hambre y
cuándo no la tiene.
¡Sencillamente, déjalo! Y en un mes empezará a comer
espontáneamente. Déjale que coma lo que quiera. ¡La naturaleza es suficiente!
Y dale libertad: deja que se mueva, deja que haga las cosas a su manera. En
tres meses tus problemas desaparecerán, ahora ¡tienes que hacer frente a tus
problemas! Así que te repito: “preocuparse
no es ocuparse”
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