miércoles, 2 de agosto de 2017
Contenido afectivo para escolares
Tu iniciativa para enseñarles por cuenta propia sin abrumarlos
Tú conciencia para reconocer cuando te equivocas con ellos
Tu sagacidad para impulsar su crianza
Tus virtudes para ponerlas al alcance de ellos y ellas.
martes, 1 de agosto de 2017
miércoles, 26 de julio de 2017
Maltrato infantil
Según investigaciones el origen del
maltrato a niños y niñas proviene de la cadena de
interacciones familiares que se viven dentro del hogar. El maltrato es con
mucha frecuencia el resultado de la acción disciplinaria que buscan los padres
hacia sus hijos respecto a un acto específico. Los padres responden
negativamente a comportamientos que exceden los límites de tolerancia. Los
comportamientos que desencadenan el maltrato proviene de acciones que propician
los niños como la mentira, el robo, la desobediencia, ausencia sin permiso,
peleas, se niegan a realizar tareas domésticas, tareas escolares situaciones
ante las cuales los padres sienten la necesidad de reprimir. En otros casos los
padres reaccionan negativamente a comportamientos que en un comienzo fueron
tolerables pero que se tornaron intolerables debido a su prolongación o
repetición. Veamos algunas características del maltrato:
- Niños y niñas tienen las mismas probabilidades de ser maltratados, los niños pequeños con mayor frecuencia. El maltrato al niño puede provenir tanto de la madre como del padre.
- La situación económica provoca el maltrato en niños y niñas.
- El contexto que propicia el maltrato puede ser: dificultades emocionales, conflictos conyugales, tensión hogareña, intervenciones externas a la familia, padres con adicciones.
- La edad es otra situación que provoca el maltrato,
- El comportamiento de niños y niñas. Los niños desafiantes tienen mayor probabilidad de ser maltratados.
- Los niños envueltos en conflictos con sus padres acerca de la comida, la evacuación, el sueño o la hiperactividad provocan el maltrato.
Ahora te presento algunas entrevistas
que detallan el comportamiento que culmina con el maltrato:
Coral (dos años y medio) siempre
parece estar peleando hasta el punto que me preocupa. Nunca me escucha, nunca
hace lo que le digo. Y tiene exactamente la misma actitud negativa ante todas
las cosas. Y todo es “no” y llego al punto en que no puedo soportar más cuando
me dice que “no” es muy frustrante para mí, de modo que casi siempre llego a un
límite, como es vez que le di una paliza.
Era de mañana y le pedí a Enrique (3
años) que quitara sus juguetes de aquí para que no estuvieran en mi camino y él
se volvió y dijo “no” y luego zapatea y corre por otro lado, corre por la casa
moviendo los tiradores de las puertas y yo entro para detenerlo, le grito y el
no escucha de modo que tengo que pegarle y meterlo en la cama. No pude
convencerlo de que se calmara y entonces al final tuve que venir y pegarle
porque no me hacía caso y no me respetaba. Se pasó de la medida conmigo y ya no
lo pude soportar más.
Los niños (6 y 8 años) y yo tenemos
que levantarnos temprano para que yo pueda tomar el autobús al trabajo y ellos
el autobús a la escuela. Saben que si pierden el autobús a la escuela no podrán
ir a la escuela, así que a veces, como esa mañana que estamos hablando, los niños
sin que yo me diera cuenta quitaron la alarma del despertador. Mire el reloj
cuando me desperté y vi lo tarde que era, fui y les dije que se prepararan para
ir a la escuela. La ropa de Joyce para la escuela estaba en mi cuarto y ella
tendría que haber ido a buscarla, pero se quedó sentada y yo espere pero no
vino. Yo me vestí completamente y fui a su cuarto y ella todavía estaba sentada
en el mismo lugar, sin vestirse, sin hacer nada, más que sentada allí sabiendo
que tenía que ir a la escuela. Esto me volvió loca, ella sabe que yo trataba de
que fuera a la escuela, de modo que cogí la correa y volví a su cuarto para
pegarle en la cara, le deje un ojo morado y una marca en la cara.
Le pedí a los niños (10 y 14 años)
que hicieran las tareas domésticas y me respondieron de mala manera con malas
palabras diciéndome que no lo harían, les pedí que lavaran los trastos y
limpiaran la sala y ellos discutían sobre el asunto dándose puñetazos y
patadas, jalándose el pelo y a mí todo eso me puso realmente mal y eso me hizo
estallar no pude aguantar la presión y lo hice.
Salidas al maltrato infantil
Niña, 3 años, fue agarrada y
golpeada con las manos debido a que pateo a la madre.
Si
la niña ya golpeo, ¿porque volverla a golpear? ¿Acaso la madre no tiene manos
para detenerla? ¿Acaso no fue la madre quien provocó ira en la niña? ¿Acaso los
padres no poseen inteligencia para contener la ira de una niña?
Niña hiperactiva, 9 años, pelea con
su amiga cuando iba en el coche de los padres. Los padres se enojan y amenazan
a la niña, pero ésta sigue. Al bajar del coche la madre la agarro por el
cuello, la arrastro a la casa y la abofeteo en la cara.
Con
un niño hiperactivo una advertencia no tiene efecto, tiene efecto la cordura de
los padres. No existirían niños hiperactivos o violentos si no existieran
padres desprendiendo ira por todos sus poros para desquitarse con un niño que
lo único que hace es replicar conductas adultas.
La señora C dice que tuvo un mal día
cuando su hijo de 6 años trato de
clavarle un alfiler en las piernas del hermano menor. La madre le pego bastante
fuerte en la cara con las manos causándole mallugaduras.
No
existen malos días, existen malas reacciones. ¿Porque no reaccionar informando
al niño el dolor que causa un alfiler? ¿Porque no reaccionar averiguando porque
quiere dañar al hijo menor? ¿Porque no reaccionar sencillamente quitándole el alfiler?
¿Porque es necesaria la fuerza adulta para multiplicar el dolor? Una reacción
envuelta de violencia provoca ira, rechazo y profundos deseos de venganza en un
niño.
La madre perdió el control cuando
el niño de 6 años, se negó a bajarse de la espalda de su hermana. Le dijo una
insolencia a la madre cuando esta le pidió que lo hiciera, la madre lo abofeteo
en el ojo.
Toda
insolencia infantil enciende a cualquier adulto. Si tan solo los padres
atendieran sus emociones en el instante de las insolencias infantiles ganarían
terreno infranqueable sobre sus hijos para controlarlos y enseñarles a respetar
a otros. Lamentablemente se ponen a la par de un niño y terminan comportándose
infantilmente. Y por supuesto que ante batallas de este tipo terminan ganando
los padres porque se valen de la fuerza para aplacar a los niños, lo que no
saben es que multiplican las insolencias, los malos comportamientos y las
agresiones.
Rosemarie, 13, estaba grabando una
canción y le pidió a su madre que se estuviera callada. Como esta no lo hizo,
Rosemarie la insulto lo cual enfureció a la madre, le arrojo el te a Rosemarie,
la tiro al suelo, la pateo en la espalda y la golpeo con una correa.
Una
petición infantil tiene tantos derechos, como una petición adulta. El grave
problema es que los padres pensamos que los niños no tienen derecho a pedir porque
de inmediato nos ofendemos y estallamos sobre todo si recibimos malas
contestaciones de los hijos. Se han puesto a pensar que pueden ser los padres
quienes dan pie a la ira de un niño o una niña y lo más grave es que se cobran las
malas contestaciones dejándoles huellas en el cuerpo, huellas que quizá se
borren con el tiempo pero las huellas del alma jamás se borraran.
Ricky. 7 años, es muy destructivo.
La madre acababa de retocar un aparador que Ricky había raspado. Maliciosamente
el niño volvió a estropearlo. La madre lo azoto con una correa.
No
es que los niños sean destructivos, sucede que los niños desarrollan
sentimientos de venganza hacia los padres cuando son lesionados por ellos. La
venganza surge cuando un niño es violentado y solo esperan el momento para
volver a encender la ira en los padres. Ellos saben perfectamente cuáles serán
las consecuencias pero no les importa, lo que más les importa es vengarse de
los padres por lo que les hacen. Cuando los padres se salen por la tangente
etiquetando al niño de destructivo, hiperactivo o agresivo satisface a sus
mentes pues jamás se atreverían a hurgar en su corazón para descubrir que ellos
son culpables, para descubrir que están destruyendo una vida.
Una niña ahogo al gato en la bañera
y la madre la castigo con la correa.
Acaso
no es la madre quien ha enseñado a la niña comportamientos violentos, entonces
porque alarmarse del acto de la niña. Cuando la madre se alarme del cómo trata
a su hija para ese entonces quizá la niña ya sepa defenderse de la madre y
quizá la niña golpe a la madre. Entonces no abra porque alarmarse pues la
violencia se anido en sus almas. Solo la lucidez del corazón será la medicina
para tanta violencia.
El padre reacciono excesivamente al
mal comportamiento del niño. David, 7 años, estaba corriendo por la casa,
golpeo una mesita y rompió una lámpara, el padre que era muy riguroso, abofeteo
al niño en la cara causándole una visible mallugada.
Tan
simple como pedir al niño que corra fuera de casa, tan sencillo como hacerle
notar que sus movimientos están siendo excesivos dentro de casa porque esperar
a que se rompa algo, porque alargar el tiempo para dar una instrucción y sobre
todo: porque golpear a un niño si quienes abrieron el margen de permisibilidad
fueron los padres.
Norma de 5 años, desordeno los
cosméticos de su madre. Los padres sujetaron a la niña y la golpearon en las
nalgas con una paleta de madera hasta mallugarla.
Acaso
carecen de inteligencia los padres, porque no enseñar previamente a la niña lo
que no es de ella, lo que no debe no tocar, lo que debe aprender a respetar. ¿Porque esperar un accidente para golpear? ¿Acaso
tienen más valor los cosméticos que un alma? Porque no empapar un hogar reglas
y virtudes sin valerse de la violencia, porque preferir asolar a una pequeña
con dolor, miedo, ira e infinidad de enfermedades mentales que serán
irreparables a futuro.
Saúl de 9 años, había sido enviado
previamente a una institución para niños emocionalmente perturbados. Cuando salido
de la institución para pasar el fin de
semana en su casa, fue encontrado rompiendo los espejos laterales del coche,
acciono una falsa alarma, la madre lo abofeteo en la cara y lo azoto
severamente causándole moretones en las nalgas.
El
hogar no debería llamarse hogar ante estas circunstancias. No es que el niño
este emocionalmente perturbado, es que su familia se ha encargado de perturbar su alma a tal grado que sería preferible vivir
en la calle o en una institución a vivir bajo un techo donde se destila tanta
crueldad.
martes, 25 de julio de 2017
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