martes, 25 de julio de 2017

Rutina Diaria

A partir de los tres años enseñar a los niños su rutina diaria mediante imágenes los lleva a relacionar imagen-acto de lo que hacen diariamente.


















miércoles, 12 de julio de 2017

Autonomía en los bebes

Permitir a los bebes que exploren, indaguen, toquen o se trepen es reflejo de su autonomía, aquella que poseen por naturaleza, solo te compete mostrarles cómo hacerlo, donde explorar, donde trepar, que tocar será en el jardín, la recamara, sus juguetes, tú creas los escenarios de exploración y el niño se encarga del resto. Y si de tocar se trata es ideal que rodees a tu pequeño de artículos que pueda tocar y aquellos que no pueda tocar servirán como base para mostrarle lo que se puede tocar y aquello que no se toca, situaciones ideales para ir familiarizando a tu bebe con los limites. Al actuar de tal forma tu bebe goza de su autonomía y a la vez lo (a) estas iniciando a conocer el significado de los limites. El treparse a los sillones, las sillas, bajarse de la cama e incluso muebles que representan un riesgo es una excelente oportunidad para mostrar a los pequeñitos donde si puede trepar y donde no, además conlleva oportunidades para iniciarlos a conocer aquello que no debe hacer dentro de casa. La autonomía es el don más preciado legado a la humanidad y cultivarlo en tu bebe es el secreto de la felicidad de tu hijo (a).

Autonomía en los maternales

Para cuando él (a) bebe ya tiene dos años respetar su autonomía se vuelve el acto más preciado a cuidar y respetar en tu bebe. Ha entrado en una faceta donde todo lo demanda y pondrá a prueba tu ecuanimidad. Hablo de ser inteligente al guiar a tu bebe sin lesionar su integridad dejándolo Ser pero a la vez enseñándole los límites de la vida cotidiana. Tu bebe todo pedirá, demandara y hasta exigirá y justo en esos momentos tu capacidad de autocontrol será el factor más preciado a desarrollar al máximo. Y no se trata de contar hasta tres, respirar o tomártelo con calma se trata de lograr la maravilla de equilibrarte, centrarte justo en esos momentos de crisis, sin hacer nada, el solo hecho de sentirte te pone en el centro de las crisis y entonces la reacción para atender al bebe sucede. El secreto reside en no centrarte en tu bebe, se trata de centrarte en ti. De centrarte en tu bebe corres el riesgo de perder los estribos, no sabrás cómo reaccionar, te irritaras de inmediato, el llanto del bebe te enojara o angustiara por ello el secreto reside en ti porque si justo en esos momentos de crisis descubres cómo te sientes de inmediato ganas terreno respecto a controlarte, esas son las practicas que estoy sugiriendo para ser habilitadas una y otra vez. Muchas veces ni siquiera se requiere decir nada basta auto controlarte y de inmediato te inunda la serenidad para saber cómo reaccionar sin trastocar la integridad de tu bebe. Al lograr el autocontrol estarás en condiciones de enseñarle a comportarse a tu bebe. Enseñar a comportarse a un bebe no es cuestión de hablarle, porque justo ahí se pierden los estribos, enseñar a un bebe a comportarse a esta edad es re direccionar sus conductas acercándole distractores, incentivos, cambiarlo de escenario en el hogar,  es movilizarte para desenfadar a tu bebe bajo plena serenidad. Desde mi punto de vista eso es enseñar a un bebe a saberse comportarse. 

Autonomía en los preescolares

La capacidad de autonomía en los preescolares es un requisito porque justo ahora niños y niñas están entrando en una edad donde la madurez para proveerse de sus principales necesidades se va cristalizando como el bañarse, vestirse, cepillarse los dientes, comer solos, etcétera. Situaciones de la vida cotidiana que son el andamiaje para fomentar la autonomía en niños y niñas hablando en términos de cuidado personal. Pero además de estas acciones surgen otro tipo de situaciones que aluden a la autonomía como el fortalecer su confianza, como el sentirse capaces de proveerse por si solos de sus necesidades. La autonomía es una verdadera oportunidad de aprendizaje para fomentar la seguridad en los niños. Imagina a tu hija o hijo en su salón de clases -les pide su maestra que se quiten el suéter a todos los niños del grupo- y si por alguna razón acostumbras a ponerle y quitar tú el suéter a tu hija o hijo pues en ese instante su actitud será de espera, de titubeo, de no saber cómo proceder porque  no lo hace por si sola, no tendrá la misma actitud que un niño que se pone o quita el suéter por él mismo, un niño seguro, confiado. La actitud de tu hija frente a un salón de clases sera de inseguridad porque no pudo quitarse el suéter, porque mama siempre se lo pone, sin pensarlo haz dañado la seguridad en una niña, es por ello que la autonomía cobra un valor relevante a la hora de dejar Ser a los niños. Dejar Ser, no es hablar del libre albedrío o libertinaje, dejar Ser es permitir a niños y niñas que aflore su independencia y con ello no quiero decir que se deba dejar de lado las normas de la vida no, quiero decir que es un aprendizaje combinado con el sentido de vivir bajo limites de vida diaria. Te he dado solo el ejemplo del suéter pero la realidad es que la autonomía es una virtud que les pertenece a niños y niñas, sus deseos, necesidades, gustos, placeres, su existencia. Entre mas consciente seas al dejar respirar a tus hijos por ellos mismos sin el caer en el proteccionismo o el miedo porque les puede pasar algo, cobraran una fuerza tan poderosa que al salir de casa sabrán valerse por ellos mismos. La autonomía es como si todos los integrantes dentro del núcleo familiar comulgan con la fuerza de la integridad y la seguridad pero ademas se dejan Ser. 


Autonomía en los escolares

En los escolares la autonomía prácticamente está en la cuerda floja, lo asevero con tal seguridad porque confundimos el camino de la autonomía en nuestros hijos por temor a que les pase algo, se confunde tan preciado don porque nuestras mentes crean paradigmas de no soltarlos, de vigilarlos, cuidarlos, protegerlos y está bien es correcto e incluso es parte de la sobrevivencia pero sobre todo del amor que profesamos a un hijo o hija, lo que no está bien es extraviarnos confundiendo tan hermoso don, autonomía, con la rigidez, con la imposición de conductas, con el apropiarnos de sus pensamientos o con actos de sobreprotección aludiendo que es por su seguridad, por su bienestar sobre todo en estos tiempos de inseguridad, pero permíteme decirte que la inseguridad la hemos vivido desde siempre.
Lo más preciado que le puede llegar a suceder a un niño en edad escolar es que sus padres confíen en ellos porque sabe regirse por sí solos, porque conocen y respetan los límites de casa, saben protegerse, no titubean si un extraño les habla porque están impregnados de confianza, se mueven en círculos de amigos que han sido aceptados por su corazón y no son sujetos de decisiones extrañas, sabe decidir a la hora de hacer sus propias elecciones. Son dones logrados gracias a la autonomía cultivada por sus padres, son cualidades perfectamente identificadas por todos los integrantes de la familia donde los límites y el respeto cobran un valor fundamental como parte de la autonomía. Todos respiran interdependientemente, es decir se necesitan como familia pero a la vez respetan sus espacios a ese tipo de autonomía me refiero cuando hablo de que la hemos confundido. Cuando uno logra cristalizarla en los hijos, la autonomía, uno mira como una luz de seguridad se enciende en niños y niñas con tal fuerza que pueden caminar por ellos mismos. Los tiempos de invadir a los pequeños de miedos, terrores, ansiedades o fatalidades quedan atrás si eres valiente para enseñar a tu hijo (a) a ser autónomo. Si le dijeras a un niño cuídate de gente extraña, malvada u otra atrocidad es como dejarlos a la deriva, los envías a la calle sin protección alguna, caminan con tus advertencias convertidas en temores y entonces cuando algún extraño se les acerque temblarán de miedo y serán presa fácil de la inseguridad. Porque no darles el escudo de la confianza, de la lucidez y la valentía para cuando se enfrenten a situaciones de inseguridad se quede imantados a la tierra confiando en ellos, desprendiendo una luz tan poderosa que hasta aquel o aquella que pretenda dañarlos huya ante  tal derrame de energía emanando de tu hijo o hija. Así que no equivoques el camino confía en ti, para que tu hija o hijo confíe.