En los escolares la autonomía
prácticamente está en la cuerda floja, lo asevero con tal seguridad porque confundimos
el camino de la autonomía en nuestros hijos por temor a que les pase algo, se confunde
tan preciado don porque nuestras mentes crean paradigmas de no soltarlos, de vigilarlos,
cuidarlos, protegerlos y está bien es correcto e incluso es parte de la
sobrevivencia pero sobre todo del amor que profesamos a un hijo o hija, lo que no está
bien es extraviarnos confundiendo tan hermoso don, autonomía, con la rigidez, con la imposición de conductas, con el
apropiarnos de sus pensamientos o con actos de sobreprotección aludiendo que es
por su seguridad, por su bienestar sobre todo en estos tiempos de inseguridad,
pero permíteme decirte que la inseguridad la hemos vivido desde siempre.
Lo más preciado que le puede llegar
a suceder a un niño en edad escolar es que sus padres confíen en ellos porque sabe regirse por sí solos, porque
conocen y respetan los límites de casa, saben protegerse, no titubean si un
extraño les habla porque están impregnados de confianza, se mueven en círculos
de amigos que han sido aceptados por su corazón y no son sujetos de decisiones
extrañas, sabe decidir a la hora de hacer sus propias elecciones. Son dones
logrados gracias a la autonomía cultivada por sus padres, son cualidades
perfectamente identificadas por todos los integrantes de la familia donde los límites
y el respeto cobran un valor fundamental como parte de la autonomía. Todos
respiran interdependientemente, es decir se necesitan como familia pero a la
vez respetan sus espacios a ese tipo de autonomía me refiero cuando hablo de
que la hemos confundido. Cuando uno logra cristalizarla en los hijos, la autonomía, uno mira como una luz de
seguridad se enciende en niños y niñas con tal fuerza que pueden caminar
por ellos mismos. Los tiempos de invadir a los pequeños de miedos, terrores,
ansiedades o fatalidades quedan atrás si eres valiente para enseñar a tu hijo
(a) a ser autónomo. Si le dijeras a un niño cuídate de gente extraña, malvada u
otra atrocidad es como dejarlos a la deriva, los envías a la calle sin protección
alguna, caminan con tus advertencias convertidas en temores y entonces cuando algún
extraño se les acerque temblarán de miedo y serán presa fácil de la inseguridad. Porque no darles el escudo
de la confianza, de la lucidez y la valentía para cuando se enfrenten a
situaciones de inseguridad se quede imantados a la tierra confiando en ellos,
desprendiendo una luz tan poderosa que hasta aquel o aquella que pretenda
dañarlos huya ante tal derrame de energía emanando de tu hijo o hija. Así que no equivoques el camino
confía en ti, para que tu hija o hijo confíe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejarme tus comentarios