miércoles, 7 de octubre de 2015

Se sincera (o) con los niños


La confianza en niños de 3 años

Después de los tres años la confianza empieza a tornarse visible. El niño inicia a mirar en mamá o papá la verdad. Su corazón es tan puro que descubre si mientes o le hablas con la verdad. Para cultivar la confianza no requieres de grandes lecciones, bastan altas dosis de conciencia respecto a lo que dices y haces  en la relación con tu hijo. Veamos un ejemplo… cuando dices a tu hijo o hija; -si te portas bien, te llevo de paseo-. A esta edad un niño no sabe que es portarse bien, pero si sabe lo que es llevarlo de paseo. Y aun cuando no se porte bien, como lo esperas, el niño  esperara el paseo y si no se lo cumples abras iniciado a fracturar la confianza entre ambos. Por ello expreso lo importante que es cuidar lo que dices a un niño. Veamos otro ejemplo: - recoge tus juguetes, para que veas tu programa favorito- Estas condicionando al niño. Una norma no se condiciona, se cultiva, así que duplicas el daño. Por un lado lo condicionas y por el otro oprimes la confianza. Por ello expreso lo importante de cuidar lo que dices a un niño.
Serán múltiples las conductas que pongan a prueba la confianza en tu familia, pero si te percatas durante la cotidianeidad lo que dices y haces con un niño te aseguro que detectaras de inmediato cuando estas fracturandola. Así que; solo escúchate y sabrás como asegurar la confianza en tu familia


El efecto de la verdad


Los niños saben cuando mientes

De los seis años en adelante la confianza es un hecho. El niño sabe perfectamente cuando mamá o papá mienten. Se guarda sus secretos o los comparte dependiendo de los niveles de confianza que existan entre el niño y un adulto. A partir de ahora realmente requerirás de altísimos niveles de sinceridad frente a un niño para que la confianza sea una realidad entre ambos. Y no te desgastes en buscarla, mejor centra tus sentidos en la interacción diaria con tu hijo o hija y encontraras la verdad y la mentira de tus actos y los actos de tus hijos. Y por supuesto que si impera la verdad, te aseguro que la confianza florecerá en tu hogar. Pero si descubres que esta facturada la confianza en tu hogar, basta  ir por ella mediante tus actos cotidianos. El niño observara lo sincera que eres contigo misma (o) e invariablemente lo contagiaras de ella… así es como vuelve a renacer. 

miércoles, 30 de septiembre de 2015

La felicidad

Un padre pregunta a un maestro…
Estoy muy preocupado con mi hija de seis años. Me dice que es feliz, pero siento que no lo es, siento que soy incapaz de hacerla feliz.

Estar demasiado preo­cupado por hacer felices a los hijos puede ser peligroso. La idea de hacer feliz a alguien nunca triunfa, va en contra de las leyes. Cuando quieres hacer feliz a alguien, la haces infeliz. Porque la felicidad no es algo que se le pueda dar a otra persona. Como mucho, puedes crear una situación en la que la felicidad podría florecer o podría no florecer; no se puede hacer nada más.
Estar demasiado preocupado por hacer felices a los hijos te hace sentir infeliz porque fracasas y si eres infeliz ellos serán infelices. Es muy fácil hacer infeliz a alguien. La infelicidad es muy contagiosa, es como una enfermedad. Si eres infeliz, todos los que están co­nectados contigo, relacionados contigo, en especial los niños, se sentirán muy infelices y los niños son muy sensitivos, muy frá­giles.
Probablemente no dirás que eres infeliz, pero eso no cambia nada los niños son muy intuitivos, todavía no han perdido su in­tuición. Todavía tienen algo más profundo que el intelecto sienten las cosas inmediatamente.
La intuición es absoluta, incondicional, simplemente dice lo que pasa. Los niños son intuitivos y se relacionan de un modo muy sutil y telepático, no se fijan en tu aspecto inmediatamente lo perciben.
Algunas veces sucede que la madre lo siente un poco más tar­de, y el niño lo ha sentido incluso antes que la madre. La madre podría sentirse infeliz, pero todavía no se ha dado cuenta. Aún está llegando a su conciencia desde su inconsciente, pero el niño lo percibe de inmediato, es como si tuvieran un pasaje directo para mirar tu infelicidad.
Hasta una determinada edad, los niños permanecen muy arrai­gados en ti y saben lo que te está pasando. Relájate un poco permite que los niños jueguen con otros niños, déjales jugar, y deja de hablar en términos de felicidad o infelicidad.
En vez de eso, sé feliz viéndote feliz, ellos se sentirá felices. La fe­licidad no es algo que tengamos que buscar directamente es un derivado. Los niños se quedan muy desconcertados cuando les pre­guntas: «¿Eres feliz?» De hecho, no saben cómo responder, ¡y yo siento que tienen razón! Cuando le preguntas a un niño «¿eres feliz?», sencillamente encoge los hombros..., porque ¿qué quieres decir?
El niño sólo es feliz cuando no es consciente de ello. Nadie pue­de ser feliz cuando es consciente de ello. La felicidad es algo muy sutil, que sólo sucede cuando estás totalmente inmerso en otra cosa.
El niño está jugando y es feliz porque, en esos momentos, no sabe nada de sí mismo: ¡ha desaparecido! La felicidad sólo existe cuando has desaparecido. Cuando regresas, la felicidad desaparece. Un bailarín es feliz cuando aparece la danza y él desaparece. Un cantante es feliz cuando la canción es tan apabullante que el can­tante desaparece. Un pintor es feliz cuando está pintando. Un niño es feliz cuando está jugando, quizá una tontería de juego, reco­giendo caracolas en la orilla del mar, sin sentido, pero está com­pletamente absorto.
¿Te has fijado en algún niño recogiendo caracolas o piedras? Fí­jate en lo absorto que está..., fíjate en lo profundamente inmerso, en lo totalmente perdido que está. Y esa es la cualidad del asombro y todos los niños son felices a me­nos que los padres los hagan infelices.
La felicidad no hay que buscarla directamente, haz cualquier cosa y la felicidad te seguirá como una sombra; es una consecuencia, no un resultado.
                                                                                                                        

                                                                                                    


Brota...

La felicidad es una consecuencia, no un resultado

Sutil

La felicidad es tan sutil que solo sucede cuando estas inmerso en otra cosa