Complaciente
El complaciente siempre habla a
manera de congraciarse tratando de complacer, de disculparse, nunca está en
desacuerdo en ninguna forma. Es alguien que habla como si no pudiera hacer nada
por si misma (o) siempre necesita tener la aprobación de otros. Más adelante,
cuando actúes este papel, aunque sea por cinco minutos, comenzaras a sentir náuseas
y deseos de vomitar. El o la complaciente piensan acerca de ellos como si no
valieran nada, sientes que eres afortunado (a) por el simple hecho de que te
permiten comer, participar, opinar y hasta hacer trabajos que competen a otros.
Le debes gratitud a todo el mundo y en verdad eres responsable de todos los
errores ajenos. Sabes que hasta podrías evitar que lloviera si te lo
propusieras. Naturalmente estarás de acuerdo con cualquier crítica que se te
haga. Por supuesto agradecerás que alguien te dirija la palabra, no importa lo
que diga o como te lo diga. Nunca pedirás nada para ti. Después de todo, ¿Quién eres tú para pedir?
Además, con tu comportamiento amable, todo llegara a su debido tiempo. Sé la
persona más melosa, más martirizada, más aduladora posible. Forma una imagen de
ti como si estuvieras de rodillas, un poco tambaleante, extendiendo la mano en
un gesto de súplica, imagínate con la cabeza muy levantada, hasta que te duela
el cuello, los ojos forzados con un incipiente dolor de cabeza. Cuando hables en esta posición, tu voz será
plañidera y aguda porque como mantienes tu cuerpo en una posición inclinada te
falta aire para lograr una voz plena y sonora. Dirás “si” a todo, no importa lo
que pienses o sientas. La actitud de aplacar incluye la posición del cuerpo que
corresponde a la reacción suplicante.
Acusador
El acusador siempre encuentra
fallas, es un dictador, el que manda. Se siente superior y parece decir: “Si no
fuera por ti, todo andaría bien”. La sensación interna es de tensión muscular y
orgánica. Entre tanto, la presión sanguínea aumenta. La voz es dura, tensa y
muchas veces aguda y fuerte. Para ser un buen acusador se necesita ser todo lo
gritón y tirano posible. ¡Rebaja a todo y a todos!
Como el que culpa, será muy útil
que pienses en ti mismo en actitud de señalar en forma acusadora y que empieces
tus frases con “Tu nunca haces esto” y así por el estilo. La persona que culpa
tiene mucho más interés en darse importancia que en enfrentarse a la realidad.
Aunque no lo sepas, cuando estas culpando, respiras en forma, forzada,
entrecortada o bien retienes completamente el aliento, porque los músculos de
la garganta están tensos. ¿Alguna vez has visto a un auténtico acusador con
ojos saltones, musculoso del cuello y de la nariz temblorosos, cara encendida y
la voz golpeada. Piensas que en realidad, tampoco vales gran cosa así, si
logras que alguien te obedezca, es cuando empiezas a sentir que te toman en
cuenta.
Superrazonable
Es exageradamente correcto y
razonable y no demuestra ningún sentimiento. Es calmado, frío e imperturbable.
Podría compararse con una verdadera computadora o un diccionario. Físicamente, se
siente seco, frecuentemente es frío y distante. La voz es monótona, seca y las
palabras tienden a ser abstractas. Cuando eres un (a) superrazonable, usas las
palabras más largas posibles aun cuando no estés seguro (a) de su significado,
al menos parecerás inteligente. De todos modos, después de hablar un rato nadie
te estará escuchando. Para ponerte en el estado de animo de este papel,
imagínate que tienes la espina dorsal rígida, desde la base del cuello hasta
las asentaderas y que además tienes un collar de hierro de diez pulgadas de
ancho en el cuello. Mantente lo más inmóvil posible, incluyendo la boca. Tendrás
que hacer un esfuerzo para no mover las manos, pero hazlo. Cuando estas
superrazonable, tu voz naturalmente será apagada, puesto que eres insensible de
la cabeza a los pies. Tu mente está concentrada en que debes permanecer sin
moverte y te dedicas a elegir las palabras adecuadas. Después de todo, esta
supuesto que nunca debes cometer un error lo triste de este papel es que parece
representar el ideal de mucha gente. “Di las palabras adecuadas; no demuestres
sentimientos, no reacciones”
El irrelevante dirá o hará cosas
que tengan poca relación con lo que digan o hagan los demás. Nunca da una
sensación interna. La sensación interior es de confusión. La voz es como un
sonsonete, frecuentemente está en desacuerdo con las palabras y puede subir y
bajar de tono sin ningún motivo porque no se dirige a nadie en particular.
Cuando hagas el papel de la persona que distrae, te sentaras como en un trompo
que gira sin rumbo fijo. Estarás siempre moviendo la boca, el cuerpo, los
brazos y las piernas. Asegúrate que tus palabras siempre sean irreverentes.
Ignora las preguntas de la gente y responde con otra pregunta que aluda a
cualquier tema diferente al que se este tratado. Quita hebritas imaginarias de
la ropa de alguien, desamarra los zapatos y así sucesivamente. Piensa en tu
cuerpo como moviéndose en diferentes direcciones al mismo tiempo. Junta tus
rodillas en forma exagerada esto hará que tu rasero sobresalga y así fácilmente
podrás encoger los hombros y hacer que tus manos y brazos vayan en direcciones
opuestas. Al principio este papel parecerá un descanso pero después de unos
minutos surgirá la soledad y el decaimiento. Si logras mantenerte en constante
movimiento, no lo notaras tanto.
Te he compartido 4 modelos de
comunicación de Virginia Salir modelos que ponía en acción con sus pacientes
cuando de dar terapia de familia se trataba y si deseas saber más acerca de ella
sugiero su libro titulado; Relaciones Humanas en el Núcleo Familiar, Virginia
Satir, Ed. Pax.Mex. Libro de donde he entresacado estos cuatro modelos que he
compartido.
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