jueves, 10 de octubre de 2019

Evolución de los intereses sexuales


El interés por la diferenciación sexual personal o ajena, por la pertenencia a un grupo, la curiosidad por la procreación y el nacimiento, los juegos sexuales consigo mismo o con otra persona y el interés psicosocial por el sexo contrario cambian de acuerdo a la edad de niños y niñas. Gessell ha querido describir los sucesivos grados del conocimiento o preguntas de niños y niñas tanto de su propio sexo como del ajeno, el resultado de su investigación es la siguiente:
A los 18 meses el niño llama nene tanto a las niñas como a los niños.
A los 2 años sabe distinguir entre niños y niñas por el vestido y el corte de cabello. A los dos años y medio, consciente de sus propios órganos sexuales puede llegar a palpárselos cuando se halle desnudo. Sabe que es hombre como su padre o una mujer como su madre y emplea el término sexual infantil, es decir, niño o niña.
A los 3 años expresa verbalmente su interés por la diferente psicología de los sexos, es decir pregunta ¿Porque es niña o niño? ¿Porque el orina de pie y las niñas sentadas? e incluso las niñas tratan de hacerlo de pie. Le gusta observar y tocar tanto a sus iguales como al adulto de la familia, le intriga y desea comprobar si sus órganos son iguales a los de mama o papa, le gusta observar y tocar  a los adultos e incluso tocar los pechos de mama.
A los 4 años a veces se muestran exhibicionistas, prefieren vagar por casa desnudos, quieren experimentar esa sensación de desnudez, sentir su piel por lo que tienden a rechazar el andar con ropa.
A los 5 años disminuye el exhibicionismo sexual y están conscientes de los órganos sexuales al ver desnudos a los mayores e incluso podrá preguntarse por qué el padre no tiene pechos o porque la hermana no tiene pene.
A los 6 años, ambos sexos proceden a mutuas investigaciones, buscando respuestas concretas al problema de las diferencias sexuales y para confirmarlo realizan  preguntas de tipo sexual como; ¿cómo sale él bebe de la madre? Los hechos de la relación sexual escapan aun de su comprensión. Unos pocos niños de esta edad, a quienes otros niños mayores informan sobre este aspecto, recurren por lo general a las madres para confirmar o rechazar esa información. Si bien es cierto que los papeles y los órganos de los dos sexos están bien definidos en la mente del niño, estos aún se preguntan porque las mujeres no tienen pene.
A los 7 años  pueden aparecer las primeras “historias de amor” entre niños y niñas y es menos probable que se dediquen al juego sexual evidente. Más aun, evitaran toda posible exposición de su cuerpo al desvestirse o al ir al baño en especial si una hermana más joven se encuentra cerca. Si dos niñas se ven mutuamente desnudas se interesaran por los pormenores de los órganos sexuales e incluso trataran de dibujar lo que han visto, los varones pensaran que pueden transformarse mágicamente en niñas con solo taparse los genitales. Estos mismos niños se deleitaran jugando a las muñecas con las niñas. El verdadero interés está en pensar sobre estas cosas.
Los niños de 8 años, especialmente los varones, buscan aun algunos de los hechos referentes a los recién nacidos, esperan por lo general un momento apropiado para hacer este tipo de preguntas preferiblemente durante la charla con la madre de buenas noches. A menudo resulta difícil a una madre explicar a su hija (o) en forma sencilla, sin desbordes emocionales, la realidad de una relación sexual, pero no debe asustarse pues una hija (o) está dispuesta (o) a aprender e incluso puede a menudo plantear las preguntas más adecuadas. Aceptan con facilidad el hecho de que el padre coloca el órgano sexual masculino en el órgano sexual de la madre, lo cual puede desencadenar una avalancha de preguntas por parte de ellos respecto a; cuándo, dónde y entre quienes puede tener lugar el acto sexual lo cual puede ser contestado fácilmente de acuerdo a las indagaciones de los pequeños. Es señal de prudencia en la madre sugerir a los niños de esta edad que este tipo de conversaciones no pueden ser compartidos con sus compañeros de escuela e incluso con sus hermanos menores porque es una situación que solo compete a los padres charlarla con sus hijos. A los 8 predomina el interés por la relación entre niños de diferente sexo, los varones reconocen a una niña bonita y las niñas persiguen a los niños bien parecidos.
A los 9, se interesan por los detalles de sus propios órganos sexuales y por su función puede disgustarles que los vean desnudos e incluso si son sus padres. Se separan por sexos en los juegos, y cuando estos son mixtos trataran a veces de besarse o bromear respecto al sexo. El interés por la relación varón – mujer persiste a esta edad aunque existe una marcada separación entre sexos durante el juego. Rara vez se mezclan los sexos en una fiesta de cumpleaños y si lo hacen pueden terminar la fiesta jugando a besarse. Se hacen burla mutuamente respecto a amigos y amigas y sobre posibles casamientos.
Las niñas de 10 años parecen hallarse en un mismo nivel que los varones en cuanto a tamaño y madurez sexual. Pero a diferencia de estos, la mayoría de las niñas muestran en el periodo comprendido entre los 10 y los 11 años los primeros signos inconfundibles de proximidad a la adolescencia. Las infantiles formas del cuerpo sufren un proceso de ligero ablandamiento y redondeamiento especialmente en la región de las caderas. Toda el área del pecho se torna más muelle y a veces se presenta una ligera proyección de los pezones. La cintura se destaca más, los brazos son más redondeados, se observa un rellenamiento del área facial confiriéndole una forma ovalada. Debido a su desarrollo sexual más rápido, las niñas son mucho más conscientes del sexo que los varones, aunque menos francas. Tienen la suficiente conciencia como para tornarse reticentes cuando hablan del sexo, aun con sus madres. Las niñas más conscientes se sienten molestas y confundidas cuando sus hermanos las espían o cuando ven vestirse o desvestirse al padre. Las niñas de 10 a 12 son sumamente conscientes del desarrollo de sus pechos y pueden alarmarse si no observan ningún indicio de dicho proceso. A menudo se quejan de dolor y comezón en la región de los pezones. La niñas se muestran confundidas con más frecuencia que los varones cuando se les proporciona información sexual, se enteran de la menstruación por diversos conductos, algunas se desinteresan del fenómeno, en tanto que otras lo esperan conscientemente declarando que se sentirán orgullosas cuando se presente.
Si bien los varones y niñas son de estatura comparable el ritmo de crecimiento de los varones es más lento. En los varones no parece cambiar en gran cosa su constitución física pero tras una inspección cuidadosa se observan algunos cambios sutiles. Diez tiene un aspecto más sólido aunque no siempre se refleje en el peso. Se observa un ligero redondeamiento y ablandamiento del contorno corporal. La consciencia sexual de 10 no aventaja en mucho a su madurez física y hace muy pocas preguntas respecto al sexo sin embargo muchos varones tienen noticias de las relaciones y un gran número de ellos se entera desde los 10 años. Les interesa el papel desempeñado por el padre y reconocen la posibilidad de que ellos mismos lleguen a ser padres algún día. Incidentalmente llegan a referirse a sus futuros hijos, mencionando lo que desearían decirles o evitarles. Generalmente a esta edad los varones  empiezan a incorporar a su vocabulario malas palabras referente al sexo, ponen permanente atención para que no se les escape ninguna de las palabras que los mayores dicen o escriben en las paredes de los baños. Los niños que usan estas palabras a menudo lo hacen sin conocer su significado y experimentan una conmoción cuando se enteran de lo que han estado diciendo. Frecuentemente se les ve tomados de la mano con la niña que consideran bonita, suelen enviarse cartas de amor pero se sienten molestos cuando la gente alude a la novia o al novio. La mayoría de ellos  consideran que ese tipo de relación esta bien para los niños de menor edad o para los mayores.

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