El egoísmo es la tendencia a
imponer los propios intereses a expensas de los demás. El niño que tiene
dependencia de los adultos acapara la atención y dedicación de estos y en
ocasiones, no contento con los cuidados que le dispensan, exige constantemente
que estén con él o ella,
que se dediquen a él o ella. Comportamiento que provoca entre
los adultos una opinión bastante generalizada de que los niños <<son unos egoístas>>
Sin embargo no podemos considerar
este comportamiento como resultado del egoísmo en el niño, sino más bien como
una serie de respuestas encaminadas a hacer frente a su propia debilidad e
inseguridad a través de lo único en que el niño realmente confía y encuentra
seguridad: los padres, las personas y los objetos que forman parte de su vida
cotidiana.
Es de esperar que al comienzo de la
edad escolar el niño haya alcanzado cierta independencia y por lo tanto pueda
prescindir hasta cierto punto de los
adultos. Sin embargo, si por los motivos que fueren el niño se siente todavía
muy inseguro y no ha alcanzado la etapa de la independencia seguirá mostrando
su debilidad y uno de los caminos de que dispone para hacerlo es a través del
egoísmo; sea al captar la atención de los padres, al acumular objetos,
guardarlos celosamente mostrándose incapaz de compartirlos.
Dos son las causas básicas del
egoísmo en el niño. Por una parte está el aspecto social, según el cual los
adultos inculcan el sentimiento de propiedad en el niño, bien directamente a
través de posesión de objetos físicos, bien en actitudes que denotan
apropiación de todo lo que les rodea.
En el momento de considerar el
egoísmo en el niño se debe tener presente la etapa evolutiva en que encuentra,
mientras exista total dependencia del mundo adulto, el llamado egoísmo
infantil es un comportamiento típico y
casi necesario para llegar a lograr afianzarse a sí mismo. Podrá considerarse
egoísta aquel niño que, superada esta etapa, continua aferrándose a
determinadas personas y objetos sin
mostrarse capaz de compartir su mundo con los demás.
En resumen, para el tratamiento del
niño egoísta se requiere;
a)
Que el niño vea que las personas que le rodean se dan las cosas entre si y se las dan
también a él o ella.
b)
Si el niño guarda sus cosas o regalos como una
colección conviene que los padres hagan la distinción entre atesorar algo por
afecto y no necesariamente por acumulación.
c)
Si el egoísmo se debe a una forma de
compensación por la falta de afecto de los padres, los padres en lugar de
ofrecer regalos, deberían ofrecer una parte de su tiempo con el niño.
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