El llamado mal humor es la
persistencia de un sentimiento vago de insatisfacción del niño en relación con
algo. Los niños cambian de humor más frecuentemente que los adultos, el niño da
con más facilidad rienda suelta a sus sentimiento puede estar riendo a
carcajadas y precipitarse poco después en angustia y llanto. En otras palabras
el buen humor o mal humor son rasgos persistentes en el carácter en el adulto,
en cambio en el niño son situaciones que dependen de diversas circunstancias y
se manifiestan como emociones de forma diversa.
Los cambios de humor pueden deberse
a un conjunto de factores de tipo físico y psíquico. Entre los primeros pueden
considerarse el cansancio, insomnio y todos aquellos factores que pueden crear
un malestar físico en el niño: las glándulas de secreción interna, especialmente
en la pubertad, pueden ser factores de cambios de humor. Los factores de tipo
psíquico puede considerarse el hecho de que el niño tenga un control deficiente
de sí mismo y del mundo que le rodea, lo cual implica que no sabe cómo
controlar sus sentimientos ante factores de tipo externo vividos como
amenazantes o frustrantes. El cambio de humor es muy frecuente en los niños
sobre todo en los adolescentes por lo que no se debe considerar como un
problema que exija de un tratamiento a menos que sean vividos como un conflicto
entre los padres y el niño, lo cual repercutiría en el niño.
El mal humor llega a presentarse en
tres estados;
- Cambio de humor normal: tiene una causa directa, es de corta dirección y generalmente moderado puede presentarse con cierta intensidad pero dura poco tiempo.
- Presencia de síntomas de mal humor: se presenta hasta cierto punto como intolerable para el niño pero es corto y los síntomas no son duraderos.
- Presencia grave del mal humor: puede llegar a ser un componente persistente en la personalidad del niño. Los principales síntomas son: dura largo tiempo, días e incluso semanas, se observa presencia de hiperactividad que desemboca en agresividad, manifestaciones de fobias, miedos y en casos extremos el niño puede quedarse paralizado debido a su estado emocional.
El tratamiento dependerá de la
valoración realizada mediante un diagnóstico:
- Para los cambios de humor normales. Dejando transcurrir unas horas e incluso días por lo general el cambio de humor desaparecen y el equilibrio en el niño se restablece.
- Ante la presencia leve del mal humor lo principal por hacer es analizar la presencia de causas externas que estén provocando el mal humor en el niño y actuar sobre ellas. En segundo lugar es necesario analizar el contexto familiar – escolar del niño y detectar posibles generadores de stress o ansiedad, si se detectan las situaciones que provocan el mal humor del niño deberá intentarse una modificación del contexto provocador y de no ser posible deberá alejarse al niño del ambiente que lo provoca.
- Si los síntomas son de gravedad será necesaria una terapia de apoyo para tratarse al niño según el predominio de los síntomas como a un niño agresivo, depresivo, aislado o ansioso, según lo que predomine en su mal humor.
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