El día en el que empecemos a aprender el lenguaje de los pájaros,
de las abejas, de la naturaleza será una tremenda revolución pues todos ellos
tienen sus maneras de comunicarse. Pero no es así, el corazón siente una pequeña
tristeza, porque no hemos sido capaces de aprender a comunicarnos con
los seres humanos, y llevamos aquí millones de años. ¿Qué tipo de sandez es
ésta que no reconocemos que nos pertenece el resto de la humanidad y que
nosotros también le pertenecemos. Todo lo que el hombre ha hecho no ha sido más
que destrucción, ha derrochado energía, esa misma energía, ese mismo esfuerzo habría hecho de este
mundo el milagro más grande de todo el Universo.
Pero no nos entendemos unos a otros podríamos estar hablando
el mismo idioma, pero no se espera que nos entendamos, lo que
se espera es el malentendido. Por eso las gentes se esconden unos de otros,
esconden su infancia, esconden su inocencia, se protegen de todo el mundo, de otro modo verías niños, jóvenes y ancianos todos
juntos jugando en este jardín terrenal, disfrutando, riéndose, divirtiéndose.
Sólo un comportamiento lúdico, infantil, inocente es es lo que me gustaría llamar comportamiento virtuoso, religioso,
espiritual.... no sólo humano, sino divino. En el momento en que eres tan inocente como un niño has
trascendido la humanidad, has entrado en el mundo de lo divino.
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