De los cuatro años en adelante si
observas que la atención de tu hijo es tremendamente dispersa significa que no sabe
atender al adulto. Luego entonces el punto de partida para ayudarle será revisar
si te atiende el niño o se la pasan evadiendo la atención “ambos”. Revisadas sus conductas, sea a la par o más tarde puedes
enseñarle al niño atenderte y enseñarle
a aprender.
Iniciemos por atenderte al darle instrucciones
diarias ya que el papel que juegan en la atención del niño son determinantes. Las
instrucciones de la vida diaria son aquellas que demandan al niño reaccionar a las
tareas que le pide mamá o papá como; levanta tus juguetes, lávate las manos,
cepíllate los dientes, etcétera son el punto de partida que enseñan al niño a atender
al adulto, de ahí que si no se están presentando o más delicado aún; se están evadiendo
pues genera en la familia hábitos de confort para no hacerlo y para cuando pidas
al niño que atienda a cuestiones más complejas como la escuela o las tareas
pues simplemente te evadirá porque ya aprendió como hacerlo. De ahí que enseñar
a tu pequeñito a atender instrucciones de la vida cotidiana es vital y si el
niño no te obedece pues por ahí empieza tu trabajo. El cómo hacerlo no tiene
metodología alguna, lograrlo solo depende de tus capacidades para enseñar a tu
hijo a obedecer, obvio que sin violencia alguna, porque si empleas la violencia
lo que buscabas, “la atención”, se
convierte en sometimiento. Ahora bien si eres realmente disciplinada para que
tu hijo te atienda en cuanto instrucciones de la vida cotidiana estarás en el camino para enseñarle a atender para aprender. El cómo hacerlo te requerirá de altos
niveles de creatividad, innovación y sobre todo enseñarle al niño de manera
diferente. Para ello deberás iniciar tiempos muy cortos, eliminando aquello que
aburre al niño, es decir si sabes que al sentarlo a la mesa pone su cara de negación
pues no des pauta a ello y busca otra alternativa o si el niño desde que le
dices vamos a jugar te dice que no
quiere trabajar contigo, pues es muy normal porque ya te conoce, más de lo que
te conoces a ti, así que ahora el reto es volver a ganar su confianza para que
te atienda. Para esta edad si el niño no
atiende y está en constante movimiento significa que su nivel de hiperactividad
se ha incrementado y continuara de no tomar acciones inmediatas. Si te propones
realizar una actividad diaria para su atención iniciando con tiempos muy
cortitos, lograras que el niño te preste atención por lo menos 1 minuto con
ello abras dado el primer paso. Esa es la estrategia para volver a interesar al
niño, sobre todo a tenerte confianza y recuerda que deberás ser muy novedosa si
quieres volver a interesar al niño de lo contrario si inicias sin estar
preparada y solo lo haces por compromiso, te lo exigen en la escuela o porque
ya no sabes qué hacer con el niño pues solo agudizas la situación, se duplicara
la desconfianza del niño hacia ti y el nivel de hiperactividad se incrementara.
Una última recomendación es no enojarte cuando le pidas a tu hijo que te atienda,
porque quien quiere “atender” a la
irritabilidad o a la agresividad.
Si para esta edad no prestas “atención” al niño para mantenerlo
interesado para cuando tenga 7 o 10 años
su atención será tremendamente volátil y más difícil de capturar.
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