Decir a un niño; -elije lo que quieras- es como
decirle; -el mundo entero es para ti-.
Mejor dile; -tienes estas opciones para elegir- Si cuidas lo que dices a un niño acotas sus
expectativas y le ayuda a centrar sus elecciones.
Alabar a un niño por todo lo que hace, es asegurarle
que no existen los fracasos.
Que tus alabanzas hacia un niño broten al natural,
sorpresivas, reales porque realmente lo sientes, pero no lo hagas por quedar bien
con tu hijo o hacerlo sentir bien. Y si alguna vez el niño fracasa alábale por ser valiente al recibir su
frustración.
Siempre tratamos de hacer feliz a un niño. Siempre
caemos en el mismo error una y otra vez, al parecer la felicidad la necesita el
adulto, porque un niño desde que nace, nace feliz.
Por todo se dan obsequios a los niños y tal acción
contrario a motivarlos los programa para depender, manipular y lograr que los
padres cumplan sus deseos materiales.
Sobrecargamos a los niños de tareas, creemos que
saturar de actividades a un niño lo hará exitoso en la vida. El éxito no reside
en sobrecargar al niño de tareas, el éxito reside en darle el tiempo para sentirse,
amarse y conocerse ese es el verdadero éxito y solo se aprende en la escuela de
la vida.
Cuando mientes a un niño, antes de tratar de convencerlo
de que es verdad lo que dices, tus castillos de virtudes ya habrán caído al
piso pues el niño descubre mucho antes que tú que mientes.
Criticamos constantemente a los niños por sus
errores, pero no permitimos una crítica de un niño hacia los errores de un padre o una madre porque se cae el mundo.
Cuando el niño se aburre es un claro síntoma de que
no sabe estar con él o ella.
Preguntamos constantemente al niño, como te fue en la
escuela. Porque no mejor decirle te traje abrazos de casa.
Entramos en ansiedad al dar de comer a un niño,
siempre estamos preguntado; -ya te
llenaste-, porque no mejor permitir
que los sagrados alimentos se consuman en santa paz, en absoluta armonía con
ellos para que el cuerpo del niño se nutra de paz, alimento y gozo.
Los castigos físicos a un niño solo abren huellas de
rencor y tristeza de un niño hacia sus padres. Ningún castigo debiera existir,
debiera existir la sabiduría para encontrar el punto exacto de la disciplina.
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