A partir de los tres años el niño hace una serie de preguntas simples y
fortuitas desde porque se fue papa a
trabajar hasta porque el sol se fue a
dormir. Preguntas que dejan entrever los clásicos "porque" de un niño y a los cuales respondemos casi en automático.
Pero cuando sus preguntas están más enfocadas hacia fenómenos naturales el niño
siempre espera una respuesta que satisfaga su pensamiento y de no ser
así él se responde de manera muy simple como; las nubes avanzan porque van por la lluvia o la noche es negra porque una gran nube negra cubre todo el cielo simples y llanas son sus
respuestas dejando así satisfecho su pensamiento. Pero además de estos clásicos "porque" también se presenta el animismo infantil en el niño. Es decir el niño anima todo lo
inerte. En otras palabras es una tendencia a concebir las cosas como vivas y
dotadas de intenciones, así que para un niño todo objeto que ejerce actividad
está vivo y tiene una finalidad por lo que es una alerta para cuidar respuestas o
comportamientos que tienes hacia un niño.
El animismo infantil lo puedes observar en la vida cotidiana del niño
cuando juega con sus juguetes, hace volar un avión, da vida a un barco para
navegar e incluso se pone a correr despavoridamente si se pone una toalla a los hombros pues le da superpoderes o bien a sus muñecos les da vida constantemente.
Sin embargo el animismo no siempre es tan agradable para el niño pues quizá te ha sucedido
que cuando es su cumpleaños y llevas a casa un payaso para animar la
fiesta de pronto entre invitados, música y rostros
el niño al ver el payaso se asusta
o rompe en llanto al mirar un rostro pintado, pelo largo y extravagante,
ropas coloridas y enormes zapatos, pues bien el payaso posee vida y el niño
encontró este tipo de vida anormal para su pequeña mente por ello el llanto o
miedo a los payasos pues no encuentra explicación a tal transformación.
Ahora veamos un caso donde el animismo infantil cobra un giro de ansiedad. Hace
tiempo una pareja llevo a su pequeño de dos años al consultorio e iban
extremadamente preocupados pues el niño lloraba inconsolablemente cada que
salían de paseo y se llegaban a
encontrar con globos de helio, para indagar el origen me di a la tarea
de una revisión meticulosa de la actividad cotidiana del niño. La mama me
refirió que tiempo atrás compraron al
niño un globo de helio y cuando se dispuso amarrarlo en la manita del niño, él no quería, se negaba, pues lo quería sostener entre sus manos. Así
que mama se lo amarro en su pantalón, aun cuando el niño se negara, dandónle todo tipo de explicaciones. Así transcurrió todo su recorrido, con el
niño abrazando su globo para que no se le escapara. Al llegar a casa
mama le quiso quitar el globo, pero el niño se seguía negando por lo que mama le dijo que lo
amarraría a un mueble para que no se fuera, sin embargo el niño seguía
negándose, llorando y con ansiedad, hasta que mama le dijo que lo taparían con
la sabana para que durmiera con él globo, solo así pudo tranquilizarlo. A
partir de entonces cuando el niño ve globos llora y si tiene alguno va por la
sabana y lo tapa.
Un caso que nos deja entrever la actividad mental del
niño hacia el globo; le da vida y se queda prendado de él. Además le crea ansiedad el
solo hecho de pensar que se le puede ir el globo. Desajustes emocionales que sin
desearlo se crearon en un niño a partir de un globo de helio.
Sin percatarnos pasamos a dañar seriamente las
emociones de un niño que atraviesa por el animismo infantil, pues por querer
cuidar un globo de helio para que no se escape desestabilizamos considerablemente
la salud emocional del pequeño. Un adulto sabe lo que sucede con el globo pero
un niño no y lo grave es que desconocemos que una pequeña mente está dando vida
a ese objeto por eso el llanto del niño. Lo ideal ante estos casos, es no
sumarle más vida a las cosas, como el tapar el globo con la sabana, pues la
mente del niño ya le está dando vida al globo y ahora le dará vida a la sabana.
Si desde el inicio se hubiese dado el globo al niño como él lo quería, no hubiese
pasado tal desajuste. Pensemos que quizá soltaría el globo y se le iría...pero
eso no importa, importa la experiencia que vivirá el niño al mirar volar su
globo, ademas por si solo descubrirá el efecto de verlo partir o bien romperá en llanto al perderle pero si en ese momento le compras otro globo te aseguro que no lo soltara pues ya sabrá lo que sucede o
bien te dejara que se lo amarres a la manita.
Saber que a partir de los dos años y hasta los
siete años el niño dará vida a todo lo que le rodea te mantendrá alerta
de cómo te conduces con los objetos que
rodean a tu hijo y sobre todo de tu actitud para no generar terrores o miedo innecesarios al niño.
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