Cuando dices a
un niño -pon atención- lo dices porque deseas que el niño aprenda algo nuevo,
siga una instrucción, se percate de lo que estás hablando o comprenda lo que
tratas de enseñarle. Pero deseo compartirte que para comprender hace
falta además de atender; percibir. Quizá un niño te atienda pero no sabrás si percibió
lo que le enseñaste para llegar a comprenderlo. Pensamos que con atender el niño
aprenderá, no nos detenemos a analizar que ademas de atender se precisa: percibir.
La percepción
realiza la tarea de producir los ingredientes para el procesamiento de la
información. Es la percepción la que organiza el mundo. Es la percepción la que
nos proporciona las observaciones o proposiciones que luego manipulamos con la
lógica. Si bien hemos elaborado excelentes sistemas de procesamiento mental, no
ocurre lo mismo con la percepción, porque no hemos entendido que es, siempre
hemos pensado que percibir es mirar, es como algo pasivo. Siempre nos hemos
sentido incómodos con la fluidez y las posibilidades de la percepción y nos
hemos refugiado en la verdad de la lógica, pensamos que con atender el niño va
aprender. La percepción desempeña un papel fundamental en el pensamiento pues
de lo que perciba será capaz de comprender nuevos sistemas de información.
Un niño
australiano de cinco años de edad, llamado Johnny, es invitado por un grupo de
amigos mayores a elegir una moneda de entre dos. Hay una moneda grande de 1
dólar, y otra más pequeña, de 2 dólares. Elige la más grande, la de 1 dólar.
Sus amigos lo consideran estúpido, por no saber que la moneda más pequeña vale
el doble. Cada vez que quieren tomarle el pelo a Johnny le ofrecen que elija
entre las dos monedas, y el siempre toma la menor, como si fuera incapaz de aprender.
Cierto día un
adulto que observa la transacción, toma aparte a Johnny, y le advierte que la
moneda pequeña vale el doble, que la grande, aunque no lo parezca.
Johnny escucha
atentamente y después dice: “Ya lo sé”, pero cuantas veces me habrían dejado elegir
entre las dos monedas, si la primera vez hubiera elegido la de 2 dólares.
Fue la
percepción de Johnny la que le permitió adoptar un punto de vista más amplio y
considerar la posibilidad de repetir el juego.
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