Entre los 5 y 6 años el niño ya recorrió
un largo camino por el sinuoso y ascendente camino del desarrollo.
Deberá viajar aun quince años
para llegar a ser un adulto, pero ha escalado la cuesta más escarpada y ha
llegado a una meseta de suave pendiente. Si bien no es aún un niño con plena
madurez ya da indicios del hombre o la mujer que será a futuro. Sus
capacidades, sus talentos, sus cualidades temperamentales y sus modos de
afrontar las exigencias del desarrollo. Ahora ya cuenta con el sello de la
individualidad.
Pero también corporiza en su
joven persona rasgos de conducta características de la cultura a la cual
pertenece.
El niño a esta edad, es una edad
nodal, una especie de edad de oro, tanto
para los padres como para el niño. Durante un breve periodo la corriente de
desarrollo del niño fluye con suavidad. El niño es feliz al organizar todas sus
experiencias vividas, es dueño de sí mismo, es reservado y su relación con
otros es amistosa, ha aprendido, ha madurado. Se dedica a consolidar sus
proyectos antes de iniciar nuevos.
El niño de 5 años vive un
interludio sintiéndose a sus anchas en su mundo. ¿Y que es su mundo? Es un
mundo del aquí y ahora.
Pero si se trata de ingresarlo
al preescolar o ya asiste a la escuela el niño de esta edad no tolera las exigencias si son muy acentuadas, se manifiesta incluso su tendencia por
permanecer en casa, no por una dependencia anormal, sino porque el hogar es una
institución compleja que lo atrae y satisface su atención. Se siente feliz
jugando con todas las domesticidades donde conoce las exigencias de casa y sabe como responder a ellas.
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