Sin duda alguna existe en el niño esquemas de pensamiento que se
desarrollan a medida que son estimulados por el entorno. Y pueden activarse por
estímulos táctiles, visuales, auditivos, sociales, culturales o bien modificarse.
Pero también existen particularidades del desarrollo infantil que hace de cada niño un
ser diferente a los demás y esto se debe en gran medida a las diferencias
madurativas y estímulos que recibe.
Para desarrollarse el niño necesita de estímulos y si los estímulos
externos no existen o son insuficientes la organización de la corteza cerebral
se detiene o se desarrolla lentamente. Por otra parte recibir estímulos
anormales o dañinos para su desarrollo puede dar pauta a modelos de
comportamientos inadaptados. La falta de estimulación es desfavorable para el
desarrollo del niño pero de igual manera una sobreestimulación también resulta
desfavorable.
Los estímulos no solo tienen un valor informativo, también tienen un valor
formativo dependerá en gran medida como elijas estimular al pequeño y sobre
todo la capacidad que el adulto posea para encausar al niño en el arte de
estimular su desarrollo.
Si bien es deseable que las estimulaciones sean múltiples y variadas lo
importante es que se den dentro de una atmosfera afectiva sin tropiezos entre
madre e hijo.
Una madre o un padre que desean estimular a su hijo deberán poseer una gran
capacidad de percepción y análisis para encausar el desarrollo del niño
ajustándose exclusivamente al interés del pequeño y no a lo que desea el
adulto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejarme tus comentarios