Desde que nace el niño llorar y reír son dos estados naturales.
Llorar es para él una profunda necesidad. Todos los días tiene una catarsis a
través del llanto y reír es un reflejo que se presenta a medida que el niño va
socializando con su entorno.
Él bebe al nacer presenta infinidad de frustraciones y las manifiesta
mediante el llanto. El niño quiere algo, pero no puede decir qué, no puede
expresarlo. El niño quiere algo, pero quizá los padres no estén en situación
de poder dárselo. Puede que la madre no esté disponible. Quizá ella esté
ocupada haciendo otra cosa y él esté desatendido. En ese momento no se le
presta atención, por eso se echa a llorar. Cuando escuchamos a un niño llorar quizá
salgan a relucir algunas de las siguientes conductas; la madre quiere convencerlo, consolarlo para que se tranquilice, si no tolera el llanto quizá le
molesta, el padre interviene para calmar al niño o quizá también le moleste y pedirá
que callen a ese niño, en algunos casos toda la familia se altera por el llanto
del niño o tal vez la familia contribuye para calmar al niño, varias son las
conductas que adopta el adulto ante el llanto de un niño. Nadie quiere que
llore un niño, nadie quiere que sufra, todo el mundo trata de distraerle para
que se calle. Podemos sobornarle. La madre le dará un muñeco, le dará leche, cualquier
cosa para distraerle, para consolarle, pero no debe llorar.
La situación es que no hemos llegado a comprender que llorar
es una necesidad profunda. Si puede llorar el niño y se le permite, el niño
quedará como nuevo. La frustración es expulsada a través de las lágrimas. De
lo contrario, si contiene el llanto, contendrá la frustración. Entonces se ira
acumulando, solo recuerda cuando eras niño y tuviste que contener el llanto, quizá
ahora seas «un montón» de lágrimas. Así
que permite que el niño llore, no limites esta necesidad tan profunda, no lo
mires como una molestia o un sufrimiento, tan solo es una frustración y nada
puedes hacer, lo único que tienes a tu alcance es permitir que salgan las lágrimas
de tu hija o hijo, pasado el llanto quedara como nuevo. Y por otro lado jamás le generes trampas
al niño con el llanto como sobornarlo, crearle expectativas; “si dejas de llorar te
premiare”, castigarlo o pegarle para que no llore serán conductas que agudizaran
el llanto y entonces estarás frente a un niño berrinchudo o controlador de
los padres. Tan solo mira el llanto como algo natural en tu hijo déjale llorar
cuando lo necesite de lo contrario cuando crezca será «un montón» de lágrimas
como tú o papa.
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