lunes, 3 de marzo de 2014

Estoy embarazada, que debo hace en beneficio del bebe?

Simplemente, sé tan feliz y tan amorosa como puedas. Evita las negatividades; eso es lo que destruye la mente de] niño. Cuando el niño está formándose no sólo sigue tu cuerpo, también sigue tu mente, porque ésas son las improntas. Por eso, si eres negativa, la negatividad comienza a formar parte de la composición del niño desde el principio. Y cuando crezca, el camino para librarse de ello será largo y duro. Si las madres fueran un poquito más cuidadosas no sería ne­cesaria la terapia para el niño o niña. Si las madres fueran un poqui­to más cuidadosas, desaparecería el psicoanálisis como profesión.
Durante nueve meses el niño vivirá en el clima de la madre; embeberá su men­te, toda la mente de la madre.
Por eso, no seas negativa. Ten cada vez más una actitud afirma­tiva, aunque a veces esto parezca difícil. Por el niño, hay que hacer al menos un esfuerzo por ser positiva. Si realmente quieres tener un hijo con integridad, con individualidad y feliz, entonces tienes que hacer ese esfuerzo. Eso es parte de ser madre: ser positiva. Por eso evita todas las negatividades. Evita la rabia, los celos, la posesión, quejarte, luchar, evita todos esos espacios. No te los puedes permitir, ¡estás creando un nuevo ser! Esta proeza tiene tanta valía que no puedes desperdiciarla en negatividades.
Disfruta cada vez más, medita, baila, canta, escucha buena músi­ca: no la música de actualidad. Escucha música clásica, que es tranquilizan­te y que va al inconsciente profundamente, porque el niño sólo la puede oír desde allí.
Siéntate en silencio todo lo que puedas, disfruta de la naturale­za. Estate junto al mar,  los árboles, los pájaros, los animales porque son realmente inocentes. Ve más a la naturaleza y relájate, para que el niño crezca en un útero relajado, no tenso; de lo contrario, el niño co­menzará a ser neurótico desde el principio.
Al padre: ayúdala durante estos días de modo que pueda ser más positiva. No la provoques hacia la negatividad. Dale cada vez más tiempo para que pueda sentarse en silencio, estar con los ár­boles, escuchar los pájaros, escuchar música. Evita cualquier si­tuación que tú creas que puede convertirse en una provocación para que ella se ponga negativa. Sé más amoroso, disfruta del si­lencio del otro, porque los dos van a dar nacimiento a algo que es divino. Todos los niños son divinos. y cuando algo grande va a su­ceder, cuando un gran huésped va a venir a tu casa, tú no luchas. Y éste podría ser el huésped más importante que jamás venga a ver­te; por eso, durante estos nueve meses se cuidadosos, precavidos, vigilante.

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