Favorece a temprana edad, el amor hacia la naturaleza. Y como se hace
esto, es tan simple como salir de paseo con el niño para saludar a los arboles,
los pajarillos, las piedras que encuentran por el camino, el riachuelo que toco
sus pies e incluso las lejanas montañas que rodean su existir. Así de simple resulta
ser un acto que estimula la conciencia de ambos al contactar con otro tipo de
vida.
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