Al nacer resulta primordial estimular los reflejos de todo el cuerpo
en el bebecito, para ello solo requieres de una esponja. En un día cálido
coloca al bebe boca arriba sobre la cama de preferencia desnudito, muéstrale la
esponja e invítalo a alcanzarla, estarás estimulando el primer reflejo de
prensión. Dale la esponja por unos instantes para que la mire, la explore, la
sienta. Ahora pasa a un segundo momento; toma la esponja y haz un recorrido por
todo el cuerpecito con la esponja tocando ligeramente la piel del bebe. Procura
que tu recorrido sea acompañado por la charla, observaras como estimulas la
sensibilidad de la piel de un bebecito. Finalmente recuesta al bebe boca abajo
y realiza lo mismo. Una esponja delicada y suave activa todos los reflejos de
un hermoso cuerpo.
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