Una pelotita de esponja, aquellas que rebotan al lanzarlas al piso, es
un excelente recurso para estimular en el niño de tres años en adelante su
psicomotricidad gruesa, el control de sus manitas, la agilidad mental, la percepción
y por supuesto la alegría de jugar contigo. Y que hay que hacer para lograr
tantas proezas, pues simple y sencillamente invitar al niño a atrapar la
pelota, atraparla en el momento que la rebotes sobre el piso para que la atrape
el niño, así es...basta rebotarla en el piso y dejar que el niño se encargue del
resto; atraparla, perseguirla, ir por ella, etc. Y si deseas ampliar la
experiencia puedes invertir los papeles, es decir: el niño rebota la pelota en
el piso y tú la atrapas.
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