Llego el momento de anudarse los zapatos, entre los tres y
cuatro años, un proceso de alta complejidad. Aprender esta proeza para el niño
le requiere de habilidad y en especial madurez cognitiva. Por ello recomiendo
que en la medida de lo posible permitas al niño que inicie por si solo a
anudarse o abrocharse los zapatos. Lo más seguro será que no lo logre al primer
intento, sin embargo la constancia y el mostrarle cómo hacerlo lo llevara a
lograrlo.
Anudarse los zapatos requerirá al pequeño de un alto control motriz fino, grueso y por
supuesto control postural. Además su pensamiento le estará exigiendo un
profundo análisis para realizar los cruces exactos, hacer el moño y anudar, más
de un acto que pone en juego la inteligencia del pequeño. Así que no le exijas el aprendizaje en el
primer intento, solo bloquearas su cerebro, permítele que se familiarice con
tal acto hasta lograrlo.
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