La infancia es momento para dejar florecer las imaginación y la
creatividad que perdura por siempre. Y la valía de ello se reflejara cuando sea un
adulto. Tan solo echa un vistazo a tu interior y pregúntate que tan imaginativa
o creativa eres. Y si ya la irradias, que mejor que desplegarla en el niño.
Solo dale grandes pliegos de papel, un pincel y botecitos de pintura. Ahora
déjalo imbuirse en su mente y en su corazón, la imaginación y creatividad brotaran por si solas.
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