El momento en que el niño deja el vientre de la madre, la primera
experiencia es la de sentirse solo; empieza sintiéndose solo, tiene que
abandonar su hogar. El mayor trauma que
el niño sufre es cuando tiene que dejar el vientre. Se aferra al vientre, no quiere salir de
él. Ha vivido ahí durante nueve meses,
amaba el espacio, el calor, y se le ha cuidado maravillosamente, sin tener
responsabilidad, sin preocupación. ¿Por
qué se tiene que ir? Se le echa fuera, se le expulsa; no quiere salir. A la vida, nosotros la llamamos nacer, pero
el niño piensa que se va a morir. Para él es la muerte, porque es el fin de la
vida que ha conocido durante nueve meses.
Está conmocionado, se siente castigado, y aún no puede pensar, así que
el sentimiento profundiza mucho en el cuerpo.
Es un sentimiento de todo su ser, no un pensamiento, por eso empapa cada
cédula de su cuerpo y se queda: esta es la primera experiencia de sentirse
solo.
Y muchas experiencias vendrán una y otra vez. Un día la madre le retirará el pecho, y otra
vez el niño se sentirá solo; un día se retirará al niño de la madre y le
cuidará una niñera: otra vez se sentirá solo.
Un día no le permitirán dormir en la habitación de la madre, le darán
una habitación separada: otra vez se sentirá solo. Recuerda tu niñez el día que tuviste que
dormir solo en una habitación por primera vez: la oscuridad, la frialdad, nadie
a tu alrededor. Y nunca antes había sido
así; el calor de la madre, su suave cuerpo siempre estaba a la mano. Ahora el niño se aferrará a un juguete (un
osito de peluche), ¿pero es eso un sustituto?
O se aferrará a la manta, ¿pero es eso un sustituto? Un pobre sustituto, pero de alguna manera, se
las tiene que arreglar; se siente muy solo, abandonado, rechazado, en la
oscuridad. Estas son heridas que se van
acumulando y van haciendo la idea de sentirse solo como algo más profundo. Un día tiene que dejar el hogar e ir a una
guardería o a la escuela con personas extrañas, desconocidos. Son heridas; ¡están ahí! Y continúan.
Toda la vida es un largo proceso de sentirte solo. Entonces por azar suceden algunas experiencias
profundas, y gracias a esas experiencias
profundas descubres que posees destellos
dentro de tu ser.
Olvida las interpretaciones que se han gestado en tu alma del estar solo;
ahí es donde te pierdes, lo que está ocurriendo es algo verdaderamente nuevo. Es tan nuevo, que no puedes
explicártelo. La única manera de
conocerlo es entrar en ello, familiarizarte con ello. “Es como cuando bebes
agua; sólo tú sabes si está fría o caliente”.
Ahora bebe de esta soledad, esta energía fresca que está brotando de
ti. Bébela, saboréala, y te sorprenderá:
nunca antes habías conocido nada igual. Es
libertad, libertad del otro; después de esta libertad, el amor se hará
posible. Después de esta libertad, el
compartir sucederá. Después de esta
libertad, tu vida tendrá un significado totalmente diferente, un esplendor
totalmente diferente. Tu esplendor
oculto brillara.
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