Para los jóvenes
varones, todas las preocupaciones se centran en los cambios físicos que acaban
de sufrir o todavía en curso, en forma de fantasía sobre supuestas
malformaciones, defectos o desproporciones de lo que ellos suponen es la
esencia de la virilidad. El crecimiento y el desarrollo del pene, los
testículos y el vello corporal son el objeto preferencial de su tensión.
Cualquier mínima diferencia, real o imaginaria, con los cánones supuestamente
normales generan gran angustia.
El tamaño del pene ha
sido todavía hoy una cuestión mal entendida, mitificada por la acción conjunta
de una larga y errónea tradición (que enuncia que los que poseen un pene más
grande son “mas” hombres), son los efectos de cierta pornografía y la convivencia
de muchos adultos que siguen creyendo en tales sandeces.
La desviación del
pene en erección, a la derecha o izquierda, son otro tema estadísticamente
sobresaliente entre jóvenes a los que va unido un difuso sentimiento de
culpabilidad sobre las prácticas masturbadoras, causa supuesta de la
desviación. Los temores del adolescente varón apuntan a supuestas
malformaciones o defectos en lo que suponen es la esencia de la virilidad.
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