La familia directa del niño no solo es, en
gran medida la responsable de cubrir sus necesidades bilógicas, sino que
contribuye a determinar el tipo de persona en que se convertirá el niño. Si
bien su herencia genética ya ha fijado ciertos límites y es causante de muchas
predisposiciones. Gran parte de las influencias de la familia en el niño
resultan determinantes en su personalidad y carácter del niño. El tipo de
relación que se establece entre padres e hijos quizá sea la más determinante en
la personalidad el niño. Infinidad de investigaciones han demostrado los
efectos de las cualidades de los padres hacia el niño como ejemplo: tenemos a
padres controladores y exigentes los cuales desarrollan niños descontentos y
retraídos o bien padres que son relativamente exigentes y cariñosos desarrollan
niños mejor adaptados, con mas independencia y confianza en sí mismos.
Otro dato relevante radica en el numero de hijos, pues la familia más reducida compuesta por los padres y un solo hijo resulta más saludable para el desarrollo del niño. Contrario al concepto antiguo que se tenía respecto a las desventajas de ser hijo único, el niño crece bajo una ambiente centrado en el, por lo que los logros intelectuales y sus actuaciones son más destacadas. De igual manera todo primogénito es un hijo único por algún tiempo: en consecuencia es beneficiado con un mayor grado de interacción padres/hijo durante sus años de formación. Finalmente se sostiene que las familias más numerosas parecen ser más autoritarias que las pequeñas y también menos sobreprotectoras, menos indulgentes y se inmiscuyen menos en la vida intima del niño. Sea cual sea la condición natural de la familia respecto a tamaño, posición social o cultural de la familia, la relevancia respecto a la crianza se centra en la responsabilidad, la disciplina y el amor hacia los hijos, virtudes intangibles que toda familia deberá incluir en su misión de vida familiar.
Otro dato relevante radica en el numero de hijos, pues la familia más reducida compuesta por los padres y un solo hijo resulta más saludable para el desarrollo del niño. Contrario al concepto antiguo que se tenía respecto a las desventajas de ser hijo único, el niño crece bajo una ambiente centrado en el, por lo que los logros intelectuales y sus actuaciones son más destacadas. De igual manera todo primogénito es un hijo único por algún tiempo: en consecuencia es beneficiado con un mayor grado de interacción padres/hijo durante sus años de formación. Finalmente se sostiene que las familias más numerosas parecen ser más autoritarias que las pequeñas y también menos sobreprotectoras, menos indulgentes y se inmiscuyen menos en la vida intima del niño. Sea cual sea la condición natural de la familia respecto a tamaño, posición social o cultural de la familia, la relevancia respecto a la crianza se centra en la responsabilidad, la disciplina y el amor hacia los hijos, virtudes intangibles que toda familia deberá incluir en su misión de vida familiar.
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