Al nacer el niño está absolutamente desvalido a merced del
adulto que lo recibe en su nuevo mundo. Así se abre paso a una vida que abra de
transcurrir más de una etapa de
desarrollo en el niño. Es durante la primera etapa de vida cuando nace el ego
infantil. El bebe es cuidado, protegido, alimentado, amado. Es
el centro del universo, es el nacimiento de su ego. Se inicia a gestar una
mentalidad en el niño tan normal para su crecimiento y su futuro desarrollo.
Pero es durante la segunda infancia cuando el ego infantil
aborda otras líneas conductuales. Con la aparición del lenguaje y las emociones
entre los dos y tres años el ego infantil se convierte en el amo y dueño del adulto que esta siempre a su alcance. Y esto lo puedes observar ante el
brote de sus primeros berrinches, sus llantos incesantes, las rebeldías que
surgen cuando se enfrenta o los clásico no. Los caprichos que se derivan por
querer satisfacer sus deseos o simplemente las clásicas pataletas.
Son proyecciones de un ego infantil que se está gestando
y que va descubriendo el mundo de las normas donde abra de atender las
exigencias del adulto. Las reglas que mama impone cuando de pasear se trata.
Tal vez la disciplina que deberá atender en casa respecto a sus juguetes o su higiene personal. Hablo de un niño que
gradualmente se va adaptando a nuevas formas de contactar con mama o papa. Es
decir descubre a un nuevo adulto que ha dejado de ser su proveedor
incondicional. Sin embargo la mente del niño aún sigue a la espera de
que todo se le cumpla, se le provea, se le atienda al más mínimo deseo y es
aquí cuando surgen las crisis del ego infantil. El niño se vuelve más y más
egoísta. Se siente a sí mismo como el
centro de toda la existencia y entonces se eleva su ego infantil y se niega a atender al adulto.
El ego es necesario al principio para que el niño se
sienta aceptado, amado, bienvenido; para que se sienta como un invitado. El padre, la madre, la familia, el ambiente
cálido le ayudan a crecer fuerte con raíces fortalecidas. Es necesario durante sus primeros años pues el
ego le da cierta protección. Pero
llegada la edad de la independencia el niño deberá enfrentar por si solo las
normas dentro y fuera de casa. Y en la medida que le enseñes como ir superando su ego infantil, estarás contribuyendo con él a
experimentar, vivenciar, sentir y enfrentar que a medida que crece va dejando
de ser el centro del hogar, o el centro del universo. Entonces su ego infantil
se adaptara a cualquier situación que le demande la vida.
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