Cuando un niño pinta, no le impongas tus criterios
de adulto; no le digas que eso no es un Picasso. Si el niño lo disfruta, y se
encuentra absorto cuando está pintando, eso es suficiente. ¡El cuadro es
maravilloso! No debido a ningún criterio objetivo, el cuadro podría ser un
disparate; podría ser sólo colores aplastados, podría ser un desastre.... Debe
de serlo porque un niño es un niño; tiene una visión diferente de las cosas.
Por ejemplo, si el niño dibuja la cara de un hombre,
tiene una visión diferente. Hará unos ojos muy grandes; la nariz será muy pequeña.
Puede que no tenga orejas ‑nunca se ha fijado en ellas‑, pero los ojos son muy
importantes para él. Si pinta un hombre, hará la cabeza, los ojos, las manos y
las piernas, pero no pintará el torso; esa es su visión. Para ti está mal pero desde su punto de vista así es como él ve a un hombre: manos, piernas y
cabeza.
Por eso, deja a los niños hacer lo que quieran; únicamente ayúdales. Les puedes decir cómo mezclar los colores, cómo sujetar
un lienzo, cómo usar un pincel; en eso les puedes ayudar. En lugar de ser un
guía, sé una ayuda.
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