Casi al final de la infancia y el inicio de la pubertad el
niño ancla en su interior válvulas de escape. Y quizá se lleguen a reducir
entre los trece y catorce años. Sin embargo en algunos les lleva tiempo superarlas. Aun se comen las uñas, o se
llevan las manos constantemente a la cara, o se rascan la cabeza. Otros
experimentan pequeños tics nerviosos o contracciones en el pecho. Su piel se
llega a agrietar o los salpullidos se hacen evidentes. Son las alteraciones que
están haciendo presencia en la salud del adolescente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejarme tus comentarios