miércoles, 8 de agosto de 2012

aprender


El aprendizaje sólo sucede cuando hay espacio. El niño tiene ese espacio, esa inocencia. La belleza del niño consiste en que fun­ciona desde un estado de no saber, y ese es el secreto fundamental del aprender: funcionar desde un espacio de no saber.
Fíjate, mira, observa, pero nunca te hagas una conclusión. Si ya has llegado a una conclusión, el aprendizaje se detiene. Nunca funciones desde respuestas prefabricadas.
Todo lo que has conocido tiene que ser descartado en favor del aprendizaje. Entonces seguirás creciendo, entonces no existe un fi­nal para el crecimiento. Entonces la persona sigue siendo como un niño, inocente, lleno de asombro y admiración hasta el final. Sigue aprendiendo incluso cuando se está muriendo. Aprende de la vida, aprende de la muerte. Y la persona que ha aprendido de la vida y que ha aprendido de la muerte va más allá de ambas; entra en lo trascendental.
El aprender es receptividad, el aprender es vulnerabilidad. El aprender es apertura, apertura sin fin.

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