Gran parte de la vida
se ha investigado acerca de la agresividad
humana desde que existe y nos han ofrecido varias tentativas de explicación. Y
gracias a ellos sabemos que ciertas tendencias de comportamiento se heredan y desarrollan
los adolescentes. Seguramente la agresividad es uno de estos patrones que
siempre han sido sujetos de evolución y hasta podrían parecernos improcedentes.
Sin embargo el adolescente hoy en día desarrolla toda una serie de mecanismos
de autodefensa muchos de ellos heredados de la familia y otros adquiridos por
el entorno social que lo rodea. Por ello…tu adolescente se convierte en un
ávido explorador de instrumentos o mecanismos de autodefensa y gradualmente va
acumulando, desechando o probando cada uno de ellos en la medida que los
requiere.
En definitiva, el
adolescente aprenderá a dominar su propia agresividad, en la medida que la
enfrente y la sepa autocontrolar, solo entonces estará adquiriendo un desarrollo
emocional equilibrado que lo llevara a adquirir una relativa independencia
individual. Más allá de la agresividad natural y de la aceptación del conflicto
que vive consigo mismo, está la violencia; un comportamiento cruel, que denigra
y daña tanto al agresor como a la víctima. La violencia no puede justificarse a
partir de la agresividad natural, pues se trata de conceptos distintos, que
pueden diferenciarse si hacemos uso de la idea de conflicto. Con ello te quiero
decir que la violencia y la agresividad no circulan bajo la misma línea de
actuación, solo cuando tu adolescente discrimina a ambos conoce como
enfrentarse a ellos, pues ha descubierto las sutiles formas de actuación de una
y otra.
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