Una familia es una hermosa unión de
seres que interaccionan y crean su propia estructura de actuación. Y cuando
los padres desarrollan una estructura viable y clara para que todos los
miembros desempeñen sus tareas adecuadamente. Las conductas de quienes ahí habitan
se llegan a involucrar en un vivir diario donde la interacción abre paso a la cohesión
y al sentimiento de pertenencia.
Esto no quiere decir que nunca se
llegan a presentar diferencias durante sus actuaciones diarias. Generalmente
los miembros de la familia se consideran como una unidad. Es decir un todo en interacción
con otras unidades. Saben que influyen sobre la conducta de otros y que a su vez estos influyen sobre su
conducta. Y cuando interactúan en el seno de la familia experimentan el mapa del territorio familiar. Y muchas
veces muestran los siguientes letreros: “Avance con cautela”, o bien otras
señales como “haz lo que quieras” o “pare”. Y si atraviesan este último limite, el miembro de la familia
tropezara con mecanismos de regulación o sanción. A veces aceptara y a veces
cuestionara. También hay sectores marcados con la señal “prohibida la entrada”
y la transgresión de estos traerá como consecuencia
sentimientos de: culpa, angustia, y aun destierro.
Cuando cada miembro de la familia
conoce los diferentes niveles de conciencia y los detalles de su geografía familiar
su caminar sera seguro y confiado. Así surgen las virtudes de una familia que
comulga con la unión y la solidaridad.
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