lunes, 19 de marzo de 2012

totalidad universal


Somos parte de la Totalidad y la Totalidad no es indiferente a nosotros, no puede serlo. ¿Cómo va a ser una madre indiferente a su hijo? Es imposible. Cuando el niño crece, la madre también crece con él. Cuando el niño es feliz la madre también es feliz con él. Cuando el niño danza, algo danza también en la ma­dre. Cuando el niño está enfermo, la madre está enfer­ma. Cuando el niño es desdichado, la madre es desdichada. Porque no son dos; son uno. Sus corazones laten a un mismo ritmo.
La Totalidad es tu madre. La Totalidad no es in­diferente a ti. Permite que esta verdad penetre en tu corazón tan profundamente como sea posible, porque incluso esta consciencia de que la Totalidad se siente feliz contigo, te cambiará. Entonces ya no estás aliena­do, ya no eres un extranjero aquí. Ya no eres un vaga­bundo, sin hogar, porque todo es un hogar, TU eres una Totalidad. Y la Tota­lidad es tu madre, te cuida, te ama. Vivir en totalidad como hombres o como mujeres  es vivir en un mundo donde la Totalidad se compenetra en nuestro respirar universal.

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