lunes, 19 de agosto de 2013

Una mirada delata lo que hace...


Andamiajes de la inteligencia

Resulta una realidad incuestionable la inteligencia humana, así como su desarrollo y capacidad para asimilar y construir nuevos esquemas de pensamiento. Motivo que nos invita a reflexionar sobre nuestras capacidades cognitivas y que tanto las hemos aprovechado o desarrollado en nuestros hijos.
El desarrollo de la inteligencia es un continuo que va desde las acciones sensomotoras iníciales hasta las operaciones más abstractas, es decir desde que nace el niño, hasta que llega a la edad de iniciarse en la abstracción entre los seis y ocho años.
En consecuencia, el punto de partida de la inteligencia hay que buscarlo en el primer período del desarrollo, caracterizado por las acciones y la inteligencia sensomotora. Para conocer la inteligencia infantil durante esta etapa, basta percatarse de las percepciones y los movimientos del niño como único instrumentos de evaluación. Estoy hablando de una inteligencia totalmente práctica, inteligencia que atestigua durante los primeros años la existencia de un pensamiento. Desde que nace, el niño manifiesta un esfuerzo por comprender las situaciones que lo rodean, mediante la mirada, sus primeros reflejos o la succión. Resultado de una inteligencia que inicia a gestarse a través de la construcción de esquemas de acción que le servirán de subestructuras a las estructuras operatorias, dicho en otros términos; abre paso a las operaciones lógicas. Entre el año y cuatro años observaras a un niño que se inicia a conservar, su lenguaje aflora gradualmente, da sentido a los objetos sólidos o líquidos, clasifica por atributos, seria por tamaños, color o forma. Paralelamente construye relaciones causales ligadas primero sólo a la acción propia y, progresivamente en relación con la construcción del objeto, el espacio y el tiempo. Entre los cuatro y diez años el niño deberá poner en tela de juicio aquella primera inteligencia desarrollada durante su primera infancia. Hablo de las primeras  preoperaciones que debieron darse bajo un amplio esquema desarrollo. Preoperaciones que deberán encontrarse asimiladas y acomodadas en el pensamiento, todo ello con la finalidad de abrir paso a lo que enfrentara en breve; las operaciones lógicas. Las operaciones que le demandara una institución (la escuela) para analizar, comprender, razonar y sintetizar nuevos aprendizajes. Entre estos aprendizajes tenemos el proceso de leer o escribir, aprender otro idioma, razonar las matemáticas, etc. Aprendizajes escolarizados que estarán esperando a un niño para imbuirlo en un pensamiento totalmente lógico y si tu pequeño no se encuentra dotado de aquellos procesos que te he hablado al inicio de este artículo, obvio que se enfrentara a infinidad de obstáculos como; confundir las letras con números, no entiende las restas o las multiplicaciones, es distraído y no pone atención, evade ir a la escuela. Factores que reflejan un conflicto cognitivo. Y no es una cuestión que de que niño sea o no inteligente, es una situación que pone en tela de juicio la pedagogía de la enseñanza.
En conclusión los andamiajes que darán solides a las estructuras del pensamiento se irán cristalizando en la medida que el niño se involucre en su entorno y halle los detonantes básicos para dar paso a su inteligencia, una inteligencia que de ser meramente practica en un primer momento, pasa a ser una inteligencia abstracta. 

Toma de conciencia de los limites

¿En qué consisten los límites? En eso, en delimitaciones del camino, en cercos protectores, en marcos contenedores y referenciales.
No son un fin en sí, son un instrumento para realizar fines. Cuando ellos están uno puede actuar y elegir. Hasta, si quiere, puede salirse del camino. También para salirse hay que conocer los límites.
Eso: los límites son para que pueda haber libertad. Justamente lo contrario de lo que podría pensarse: no cer­cenan la libertad, la otorgan.
Las rayas no son el camino; el camino está entre ellas, y dentro de ese estar entre ellas tú puedes elegir el ritmo, el movimiento, el desplazamiento, la velocidad, el rumbo, el qué, el cuándo, el cómo, y si quieres dejas de moverte, te detienes, y todo lo que tu fecunda imaginación te propon­ga. Lo puedes realizar sabiendo qué va adentro y qué va afuera de esos límites, de esas rayas. Y eliges.

Esa es tu libertad, y la tienes porque tienes límites.  
Jaime Barylko      

jueves, 15 de agosto de 2013

Actos para escribir

Prepara el aprendizaje de la escritura en tu pequeño, propiciándole juegos que lo inviten a ubicarse en una hoja, en una línea en un espacio. Solo dale una hoja de papel y pídele que escriba sobre ella como quiera, como desee, así sean garabatos, redondeles, dibujos o sus primeras letras no importa, lo relevante es iniciarlo a ubicar en un espacio gráfico.

Asi se inicia en el proceso de leer y escribir


Izquierda - derecha

El aprendizaje de la lateralidad en los pequeños siempre resulta un momento casi olvidado por el adulto, sin embargo estimular este aspecto favorece su desarrollo integral. Solo salgan al exterior y jueguen a correr. A correr rápido o lento, rápido o lento. Sera como un raport para el niño y a su vez ubicarlo en su espacio. Pasa a un segundo momento; colócate a un lado del niño y muéstrale tu mano derecha, subiéndola y bajándola. Ahora pídele que imite tus movimientos. Has lo mismo con la mano izquierda. Repite el acto varias veces y recuerda estar a un lado del niño para no desorientarlo. Finaliza el juego (sin moverte de donde estabas) dándole al niño  las siguientes indicaciones; camina a la izquierda, como siguiendo tu mano izquierda, camina a la derecha como siguiendo tu mano derecha. Continúa de la misma manera de tal forma que el niño cierre el juego eligiendo hacia donde quiere caminar a la derecha o a la izquierda siguiendo en todo momento su mano. Este solo acto crea infinidad de aprendizajes incluida la lateralidad.