Antes de nacer
El estado emocional de la madre
puede influir en las reacciones y en el desarrollo del niño o niña por nacer.
Emociones como la angustia, el miedo o la rabia intensa producen cambios
químicos y hormonales en el organismo que son transmitidos al feto a través de
la placenta, y que lo pueden afectar. La tensión emocional
prolongada de la madre durante la gestación puede tener consecuencias
perjudiciales para el niño o niña tales como: nacimiento prematuro, bajo peso
al nacer, hiperactividad, irritabilidad, exceso de movimientos intestinales u
otras alteraciones.
La tensión emocional prolongada
puede predisponer a la madre a experimentar mayores dificultades durante el
parto. La gestante que sufre estados emocionales negativos necesita tener apoyo
emocional y compartir sus preocupaciones con su pareja, sus familiares, amigos
y otras embarazadas. Así podrá encontrar formas de alivio y podrá afrontar sus
problemas sintiéndose apoyada y acompañada. Un niño o niña que viene es una
alegría para la familia que lo acoge. El clima familiar positivo resulta
fundamental para el buen desarrollo de la gestación.
Si los padres reciben información
sobre las etapas del desarrollo, pueden ir imaginándolo y recibir al niño o
niña con más cariño. Les interesará saber, por ejemplo, que al mes de embarazo
el niño o niña ya tiene un corazón que late; que a los dos meses tiene brazos,
piernas, cara, ojos, boca y orejas. Que a los tres meses se puede reconocer su
sexo. Que a los cuatro meses ya tiene forma humana aunque sólo mide 11 cm.
La vida
no comienza en el momento del parto sino mucho antes. Cuando el niño o niña
nace ya tiene alrededor de nueve meses de vida. Cuando está en el vientre
materno, ya es un ser humano que se mueve, siente y se alimenta.
La primera crisis
La primera crisis que
experimentamos los seres humanos es la del nacimiento. El nacimiento es un
cambio tan profundo que implica una gran sacudida, pues es la entrada a un
mundo totalmente diferente donde experimentamos la influencia de una
multivariedad de estímulos hasta entonces totalmente desconocidos. La
crisis del primer año delimita el primer año de la infancia temprana. La crisis
de los tres años nos indica el tránsito de un niño de la infancia temprana
hacia la etapa preescolar y la crisis de los siete años configura el enlace
entre ente la edad preescolar y la escolar.
Considerar que los niños solo se
entretienen cuando reciben estimulación durante estas etapas es el mayor error,
pues es precisamente durante estas primeras etapas cuando se adquieren los
mecanismos culturales básicos de las funciones psíquicas superiores.
Contactando
El
contacto inmediato con el recién nacido al amamantarlo desde la primera hora, además
de todas las ventajas que proporciona la leche materna para la salud del niño o
niña, contribuye a crear una buena relación afectiva.
El estado
de bienestar que experimenta el recién nacido por la cercanía cálida de sus
padres facilita el funcionamiento de sus sistemas digestivo, respiratorio y
circulatorio.
El recién
nacido busca la interacción social y gestual con la madre. Él busca y espera
una respuesta a sus acciones. Si el niño o niña no tiene respuesta, se inhibe y
deja de comunicarse.
El recién
nacido es capaz de: Dar y recibir afecto, y relacionarse con otras personas.
Emplea
todos sus sentidos: oye, ve, olfatea, distingue gestos, tiene muy desarrollado
el tacto.
Se
comunica por medio del llanto, los gestos y el tacto.
Imita
movimientos de la lengua y de la boca.
El niño o
niña busca el contacto visual y táctil. Estos producen en él una sensación de
bienestar y cercanía con sus padres.
El recién
nacido es especialmente sensible a la voz humana y sus diferentes tonos. Él se
tranquiliza cuando se le habla. A los pocos días ya reconoce la voz de su
madre.
El tacto
es el sistema sensorial que el niño o niña tiene más desarrollado, y a través
de él surgen las primeras emociones.
La
alimentación al pecho favorece el contacto físico y emocional de la madre con
el niño o niña y produce un estado de bienestar en éste.
El llanto
es uno de los medios de comunicación más efectivo que posee el recién nacido.
No sólo es expresión de sus necesidades físicas como el hambre, el sueño o el
dolor, sino también de la necesidad del contacto con otros. Poco a poco, la
madre aprende a comprender el motivo del llanto en cada ocasión.
Todos los bebés lloran, y usted debe decidir si ha de dejar que siga
llorando o bien si debe calmarlo, alimentarlo, o pedirle al padre que haga
algo. Los bebés lloran por muchos motivos y uno no sabe qué hay que hacer hasta
que descubre por qué llora.
Digamos que hay cuatro clases de llanto: Satisfacción, Dolor, Rabia,
Aflicción. Como ve…lo que digo es en realidad, muy evidente; algo que toda
madre sabe por sí misma aunque nunca haya tratado de expresarlo con palabras. Lo
que quiero decir es, simplemente, que el llanto da al bebé la sensación de que
está ejercitando sus pulmones (satisfacción), o bien constituye una señal de
peligro (dolor), una expresión de cólera (rabia), o una canción triste
(aflicción). Los bebés
lloran porque se sienten ansiosos o inseguros, y eso los ayuda; por lo tanto debemos
aceptar que hay algo de bueno en el hecho de llorar.
A nadie ha de resultarle difícil reconocer el llanto de dolor, la forma
elegida por la naturaleza para hacerle saber que su bebé está en dificultades y
necesita su ayuda. Cuando un bebé siente algún dolor, emite un sonido agudo o penetrante,
al tiempo que indica a menudo el sitio dolorido. Por ejemplo, si tiene un
cólico, recoge las piernas; si se trata de un dolor de oídos, se toca con la
mano el oído enfermo; si lo molesta una luz demasiado fuerte, da vuelta la
cabeza hacia el otro lado. Todavía no sabe qué hacer para defenderse de los
ruidos fuertes. Tarde o temprano observamos un nuevo tipo de llanto doloroso,
el llanto aprensivo. Ello significa que el bebé está empezando a enterarse de
un par de cosas. Ya sabe que en ciertas circunstancias el dolor es más o menos
inevitable. Cuando usted comienza a desvestirlo, el bebé sabe que perderá la
agradable sensación de calor, que deberá cambiar de posición, no una sino
varias veces, y que perderá todo sentimiento de seguridad, y por eso llora en
cuanto usted le desabrocha el primer botón. Desde luego, todo esto se torna más
y más complejo a medida que transcurren las semanas y va creciendo. A veces, el
bebé llora cuando está sucio. Ello podría indicar que no le gusta sentirse
sucio (y, además, si tal situación se prolonga, la piel se le irrita y le duele),
pero por lo general no significa nada de eso, sino el temor a la perturbación
que ha aprendido a esperar. La experiencia le ha mostrado que en los minutos
siguientes ha de perder todas sus seguridades es decir lo desnudarán, lo
moverán y le harán perder su calor. Todos sabemos qué significa enojarse y que
la rabia cuando es muy intensa parece dominarnos y hacernos perder el control
momentáneo. Su bebé sabe muy bien todo esto. El llanto encolerizado
probablemente indique que tiene cierta fe en usted. Confía en poder
cambiarla. Un bebé
enojado es toda una persona. Sabe muy bien lo que quiere y cómo podría
obtenerlo, y se niega a abandonar toda esperanza. Al principio casi no sabe que
cuenta con algunas armas que sus alaridos lastiman y sus deposiciones dan
trabajo. Pero en el curso de unos pocos meses comienza a sentirse peligroso, a
sentir que puede lastimar y a experimentar el deseo de hacerlo y, tarde o
temprano, su experiencia personal del dolor le enseña que también los otros
pueden sufrir y cansarse. Por último me
referiré a la cuarta causa del llanto, la aflicción. Sé que no es
necesario describirle la tristeza, tal como no es necesario explicar el
concepto de color a alguien que no es daltónico. Con todo, no basta limitarse a
mencionar la tristeza por diversos motivos. Cuando hablo de la aflicción como
causa del llanto infantil, conviene señalar que usted no recordará fácilmente
la tristeza de su propia infancia y que ello le impedirá creer en la de su
propio bebé mediante una comprensión directa. Cuando su hijo demuestra que
puede llorar de tristeza cabe deducir que ha recorrido ya un largo camino en el
desarrollo de sus sentimientos.
Separaciones cotidianas
El vinculo que une el bebe a la madre o al padre es un vinculo meramente afectivo, siendo una conducta instintiva e innegable
de cualquier ser vivo. De ahí que cuando surgen las separaciones temporarias o
permanentes suelen observase las siguientes conductas en el bebe: Protesta,
Desesperación y Desapego.
La fase de protesta se
presenta a partir de que desaparece la madre y puede durar de unos minutos
hasta una semana aproximadamente. Durante esta fase el niño se encuentra
ansioso, nervioso, excitado, llora intensa, larga y fuertemente, golpea o
sacude lo que se encuentra a su alcance, busca a su madre y tiene expectativas
de que vuelva pronto. Pregunta por ella y se niega a recibir ayuda o consuelo
de otras personas que se le acerquen rechazándolas. Cuanto mejor la
relación con su madre, mayor es el grado de ansiedad que el niño muestra
durante esta etapa; la ausencia de la etapa de protesta es indicadora de
una relación insatisfactoria previa con la madre.
Durante la fase de desesperación su
excitación psicomotriz disminuye. Llora con menos intensidad, en forma más
monótona, esta distante e inactivo y su conducta sugiere desesperanza, empieza
a dudar de que su madre vaya a volver. Nada le interesa, no se interesa con el
medio que lo rodea y se pasea de acá para allá, sin objetivos, como sintiéndose
profundamente deprimido.
La fase del desapego se
caracteriza por la ausencia de la excitación psicomotriz, el niño deja de
llorar y empieza nuevamente a interesarse por el medio que le rodea, parece
como si se estuviera recuperando, ya no rechaza a otras personas desconocidas y
acepta sus cuidados, la comida y los juguetes que le ofrecen y a veces hasta
sonríe, esta mas sociable. Si su estadía es suficientemente prolongada
poco a poco va perdiendo interés por las personas e interesarse más en los
juguetes, caramelos y comidas. Ya no se le ve ansioso frente a personas desconocidas,
ida y venida de los padres, ya no hace más caprichos.
He de hace notar que el
reencuentro posterior con la madre o el padre también muestra a un niño alterado
emocionalmente y afectado psicológicamente en su relación con la madre.
Reconciliarse con la mama después de la separación le llevara un tiempo que
dependerá de la duración de la separación y las características del vinculo que
previamente tenia con ambos.
Se trata de un proceso
madurativo, resulta equivocado pensar en acelerarlo o admitir que ocurre
de un día para otro. Por lo que hablar de un proceso madurativo nos lleva
directamente a identificar la relación existente entre el desarrollo cerebral y
los órganos internos que controlan los esfínteres, lo cual es de alta
complejidad para el niño. De tal forma que al saber que es un proceso que solo
compete al niño manifestándolo en el momento que esta preparado, solo
podemos participar en este proceso periféricamente por lo que sugiero:
No acelere el proceso retirar el
pañal en el bebe, espere a que llegue a la edad adecuada, para no generar
retrocesos tempranos.
La generalidad del controlar
esfínteres en el niño nos dice que se inicia a partir de entre los 2 y 3
años.
Si el niño asiste a la guardería,
generalmente lo inician a entrenar antes de los dos años, por lo que es
importante que de continuidad en casa a este entrenamiento, pues contrario a
ello generara un retroceso en el niño.
Una vez que ha retirado el pañal
al niño permítale que viva un complejo proceso de ensayo-error.
Acepte los “fallos”. No se trata
de ponernos a hacer pis en los pantalones igual que ellos para acompañarlos,
sino aceptar que, de manera natural, están aprendiendo, es decir, lo van
haciendo poco a poco y no en el momento en que nosotros lo decidimos.
El control de esfínteres y la
retirada del pañal son conceptos distintos. Resulta importante no confundirlos.
Un niño al que se le retira el pañal sin estar preparado para ello seguirá sin
tener el control de esta función aunque nos empeñemos en lo
contrario lo cual resulta perjudicial para el niño.
Si un niño se hace pis cuando se
ríe, cuando se pone nervioso, cuando se olvida de ir al baño, cuando está
demasiado concentrado en una actividad quiere decir que no tiene aun el control
de esfínteres, por lo que será necesario apoyarlo llevándolo al baño ya que aun
no ha alcanzado la madurez total.
Aunque la estimulación puede
influir en algunos niños, controlar los esfínteres se dará de manera natural.
El surgimiento de los berrinches nacen
con la aparición del lenguaje. Es ahora cuando el adulto enfrenta un
nuevo reto; “guiar
adecuadamente las emociones en el niño”. Y cuáles son las causas que originan los berrinches? Existe
una multivariedad de causas externas que provocan irritabilidad, angustia,
temores, miedo u otros factores detonantes del berrinche en el niño. Todo ello
es derivado de una tierna sensibilidad que inicia a moldearse a partir de lo
que el entorno le ofrece. Sin embargo son las causas internas propias de
su desarrollo las responsables de los berrinches. Lo cual es totalmente
valido y natural como resultado de un aprendizaje emocional por el
cual atraviesa el pequeño.
Poco a
poco, el niño consigue utilizar más las palabras y se inicia en el arte de
jugar con los sentimientos cuando descubre que puede manipular al adulto. Los
“no te quiero” o el “eres mala”, probablemente le impacten en pleno corazón.
Tras un
rechazo o negativa que emitas al niño, a la brevedad saldrán de la boca de su
pequeño una sarta de palabras furibundas. Es entonces cuando toca al adulto
a aprender a simbolizar sus emociones de manera natural, es decir permitir
que el niño saque todos sus atropellos verbales, pues aun carece del
significado de tales palabras, sin embargo ya se ha percatado que este tipo de
palabras generan un tipo de control y una respuesta inmediata, lo cual es
percibido por el niño a sabiendas que obtendrá lo que desea o bien se encuentra
en total confusión. Contrario a involucrarse en estos arranques infantiles
permita que su hijo saque toda su crisis emocional y procura no involucrarte en
ella, pues se encuentra en un grado de confusión que ni el mismo se explica,
solo sabe que es la única manera que Tu reaccionas. Estos momentos son una
oportunidad para que el adulto desarrolle autocontrol emocional y apoye
al niño en su crisis emocional.
Al
estar fuera de la crisis emocionales del pequeño estarás evitando las rabietas infantiles y por si solas se
esfumaran.
A la edad en que el niño
experimenta sus primeras frustraciones (entre 2 y 3 años) no las comprende y por lo tanto las
sobrelleva mal. Con frecuencia desencadena una crisis de coraje, pues es
su manera de confrontarse con el mundo que lo rodea y de aprender a adaptarse a
él.
Es tranquilizante saber que el
periodo de las grandes rabietas es una etapa normal de la evolución del niño,
esencial para su desarrollo afectivo y social. Poco a poco va aprendiendo a
canalizar su energía o evacuarla mediante los gritos de la intensa emoción que
lo invaden. A ti te corresponde actuar con madurez emocional y justicia a la
decepción o la angustia. Cuando accedes a escuchar las emociones de tu
hijo, el se sentirá seguro y lograra calmarse fácilmente, lo cual le brindara
una verdadera sensación de fuerza y un logro para adaptarse mejor a otra
frustración.
En las edades de uno a tres años
el niño aun no posee la comprensión perfecta de sus comportamientos y con
frecuencia no logra controlarse del todo, pues es el inicio de un largo periodo
de aprendizaje emocional.
Madurez Cerebral
Existen dos razones vitales del
porque los niños pequeños aprenden fácilmente: Primero debido a su capacidad cerebral
con toda su pereza de nacimiento. Y en especial porque la capacidad
posterior del cerebro se encuentra integrada por vías sensoriales de acceso.
Estas vías se dividen en cinco sentidos por medio de los cuales oímos,
sentimos, vemos, degustamos y olemos. Estas cinco vías se desarrollaran gracias
a la estimulación que reciban. Lo cual quiere decir que entre más mensajes
pasen por la vía visual, auditiva, táctil, olfativa o gustativa, mayores
niveles de madurez tendrá el cerebro del niño.
Antes de
los cinco años de edad el niño es capaz de captar cantidades incalculables de
información con facilidad. Si el niño tiene menos de cuatro años, será más
fácil y efectivo su aprendizaje, aun toda vía es más fácil a los tres años y
por supuesto más efectivo antes de los dos años, pues el cerebro se encuentra
en su pureza total.
Cuando
nace un niño, nace sano y con todas sus vías intactas e inmaduras y serán
precisamente los estímulos de luz, sonido, olor o gusto quienes ocasionen el
desarrollo y la madurez del cerebro. Este es el motivo fundamental del porque
el niño que recibe estimulación en todas sus esferas de desarrollo
aprende a gran velocidad desde la lectura, la escritura, las matemática o una
docena de idiomas.
Antes de
los cinco años el niño es capaz de aceptar información extraordinaria.
Mientras
más información capta el niño antes de los cinco años, su capacidad de
retención es más efectiva.
Antes de los cinco años el niño posee una energía
inagotable.
Antes de
los cinco años el niño se encuentra con un interés imparable.
Todos los
niños pequeños son genios lingüísticos y son capaces de aprender a leer y
escribir
Todos los
niños pequeños son capaces de prepara la plataforma de las operaciones lógicas
llevándolos a concebir las matemáticas.
Los bebes pueden y aprende a leer
palabras, oraciones y párrafos, exactamente de la misma manera como
aprenden a comprender palabras, oraciones y párrafos hablados.
La razón es sencilla; los ojos
ven pero no comprenden lo que ven: los oídos escuchan pero no comprenden lo que
escuchan. El cerebro es el único que comprende. El cerebro es un instrumento
mágico. El canal visual y el canal auditivo viajan a través del cerebro, donde
ambos cerebros son interpretados por el mismo proceso cerebral.
El proceso de enseñar al bebe a leer puede iniciarse desde su nacimiento y dicha aseveración la sustento mediante los siguientes puntos:
- Dependiendo de su etapa puede asimilar fácilmente una cantidad increíble de información.
- Capta información a una velocidad sorprendente
- Entre más información asimile, mas estimula su cerebro.
- Tiene una energía increíble.
- Esta ansioso por explorar su entorno
Aprende un idioma completo y puede aprender tantos como se le presenten.
Aprender es lo más grandioso de la vida, es vital inevitable, es el juego más estimulante para el niño, por lo que brindarle sus primeros estímulos para leer y escribir serán una gran aventura para el bebe.
La cuestión de cuando empezar a
enseñar a leer al niño es interesante.
Cuando está listo el bebe para
empezar a aprender algo?
Una vez una madre pregunto a un famoso pedagogo infantil. A qué edad
debía empezar a enseñar a su hijo?
Cuando nacerá su hijo? “pregunto él”.
“No, ya tiene cinco años”, dijo la madre.
Señora, corra a casa. Ha desperdiciado los mejores cinco años de la vida
de su hijo.
Después de los dos años de edad
leer se vuelve más difícil cada año. Si su hijo tiene cinco años será más fácil
que si tuviera seis. A los cuatro es más fácil aun, y a los tres es todavía más
fácil.
Al año de edad o antes es el
mejor momento para empezar a propiciar en el niño las primeras estructuras de
pensamiento que preparan los peldaños del aprendizaje tanto de la lectura como
de la escritura.
De hecho el proceso de enseñar al
bebe a leer puede iniciar desde el nacimiento. Después de todo ya he abordado
la gran capacidad cerebral que posee el niño desde el momento de su nacimiento
e iniciar esta gran aventura en su bebe dependerá de dos factores primordiales;
La actitud del adulto que enseña y el método que ha de seguir.
La relevancia de iniciar al
bebe en la lectura radica en identificar el momento clave para estimular este
proceso en el bebe. Razón por la cual el adulto que desea estimular al bebe
debe elegir el momento adecuado. Es decir cuando él, como el bebe se encuentren en un estado de
ánimo optimo y con disposición. Si el bebe esta irritable, cansado o con hambre
no es un buen momento para iniciar la actividad de leer. Por otro lado si el
adulto esta inseguro o indispuesto no es un buen momento para propiciar la
lectura. Todo padre o madre que desea enseñar a su bebe a leer experimenta días
con contratiempos o cuando las cosas sencillamente no marchan bien.
Nunca intente enseñar algo a su bebe cuando este cansada, indispuesta o
alterada. Descubra que la molesta y soluciónelo. Entonces podrá abordar la
enseñanza de la lectura en su bebe. Asegúrese que el lapso en que practique el
juego sea muy corto, es importante que cada sesión dure minutos y respecto a
cuándo concluir serán el adulto quien lo determine de acuerdo a la atención del
bebe. Ya sea que la sesión de lectura consista únicamente de cinco palabras, en
oraciones o un cuento. El entusiasmo del adulto es la clave
Es importante conservar el
entusiasmo, hablar en buen tono y avanzar gradualmente. De ahí que concluyendo
serán tres los factores a contemplar para la enseñanza de la lectura: La
velocidad con que se muestran los materiales, la cantidad de material nuevo, el
entusiasmo del adulto.
El primer paso para enseñar a
leer al niño se da con el uso de quince palabras únicamente. Una vez que el
niño asimilo las quince palabras estará listo para continuar con otros
vocabularios.
Cada que decida estimular al niño
con alguna actividad de este proceso Inicie a una hora determinada en la que el
niño se encuentre receptivo y descansado. Trabaje en alguna área de la
casa donde haya los menos distractores posibles.
Sencillamente elabora tarjetas
con palabras sencillas como mama, papa, o bien los nombres de la familia, este
será el primer paso.
Durante cada sesión muestra al
niño de una a tres palabras y solo dile claramente: aquí dice: “mama”. No
des más detalles al niño pues no hay necesidad, solo permite que vea la
tarjeta, la explore, la toque, etc. por no más de cinco segundos, también te recuerdo
que solo estamos iniciando al niño al proceso de leer. Enseguida muestra la
siguiente tarjeta bajo la misma dinámica. Finalmente entrega las tarjetas al
niño, una vez han sido leídas para que las vuelva a explorar, las toque e
intente leer.
Cierra el primer paso guardando
las tres primeras tarjetas que mostraste al niño.
Ha terminado el primer día y Tú
has dado el primer paso para enseñar a leer al bebe y a los sumo invertiste de tres
minutos a cinco minutos.
El segundo día repite tres veces
la sesión básica (es decir la primera sesión abordada). Posteriormente añade un
segundo juego de cinco palabras nuevas. Este segundo juego deberá ser mostrado con
la misma dinámica que iniciaste y por periodos cortos de tres minutos.
Finalmente felicita al bebe por esta nueva sesión donde visualizo, toco y exploro
cinco nuevas palabras.
Repite de igual manera las siguientes
sesiones hasta agotar las quince palabras elegidas.
Las primeras quince palabras
nuevas que Usted enseña al niño deberán ser las más conocidas y agradables. El
único signo de alarma de todo este proceso de aprender a leer es el
aburrimiento. Nunca aburra al bebe. Es mucho más probable que se aburra si el
avance es demasiado lento que si es demasiado rápido. Piense en la maravilla
que acaba de lograr. El niño acaba de hacer la conquista más difícil de todo
este asunto que es leer.
La Depresión en el Niño
La depresión es algo más que sentirse triste o
infeliz. La depresión también produce ira, descorazonamiento, resentimiento,
culpa y bajos niveles de auto estima. Al crecer el niño, particularmente en la etapa de
la adolescencia, puede presentarse una época de confusión y de cambios en el
estado anímico y extrema sensibilidad. Frecuentemente es vista como una etapa
de rebelión. Como padres, es nuestra responsabilidad notar cuando los
sentimientos de tristeza, ira, resentimiento, culpa o baja autoestima en
nuestros hijos, son señales de que se están sintiendo muy tristes. Cuando los
adolescentes beben alcohol o consumen drogas para sentirse mejor, puede ser una
señal de que ellos se están sintiendo deprimidos.
Algunas veces, los niños y adolescentes que tienen
problemas en casa o en la escuela pueden estar deprimidos sin saberlo. Debido a
que nuestros hijos pueden no siempre mostrar que están tristes, nosotros como
padres tenemos que saber y comprender que la conducta negativa puede ser una
señal de depresión. Cuando se les pregunta directamente, nuestros hijos pueden
algunas veces decir que son infelices o están tristes. Pero los niños y
adolescentes con depresión pueden tener dificultades para expresar o describir
sus emociones y estados de ánimo.
Frecuentemente nuestros hijos no sabrán que están
deprimidos, entonces no piden ni obtienen la ayuda apropiada, depende de
nosotros notar los cambios en la vida de nuestros hijos y la forma cómo ellos
están enfrentándose con sus diferentes emociones.
Si nuestros hijos están deprimidos, pueden estar
pensando en el suicidio. El no hablar acerca de ello no resolverá nada.
Suavemente, con comprensión, apoyo y de una manera abierta, pregúnteles si
ellos sienten como que desearían dormir y no despertar más. Si les preguntamos
a nuestros hijos acerca de sus temores, sin asustarnos y sin críticas, ofrece
la oportunidad de disminuir sus sentimientos de aislamiento. Ello no pone “esa
idea” en sus mentes. Si nuestro hijo está diciendo que él o ella desea morir,
no podemos ignorar esto. Quizás pensemos que nuestros hijos realmente no
quieren decir eso cuando hablan sobre suicidio, pero es importante como padres
permitirles a nuestros hijos hablar acerca de sus pensamientos de dañarse a si
mismos y responderles tomando su dolor seriamente sin mostrar demasiada
preocupación.
Si nuestros hijos tienen idea de dañarse o intentar
lastimarse a sí mismos, nosotros como padres necesitamos asegurarnos de que ellos
no estén solos. Necesitara ser cuidadoso hasta que puedan ver a un profesional de la salud mental. Si nuestros
hijos dicen que sienten como que quieren hacerse daño, nosotros sabemos que
ellos necesitarán ayuda regularmente.