Declaro que ser madre es una
tremenda responsabilidad. Lo declaro sin ánimos de negación por el contrario es
una declaración cargada de conciencia y emoción. Sin tantos rodeos y con plena
conciencia de lo que significa para mí la crianza de un hijo o el hecho de dar
a luz a un alma, es eso; “dar luz a otro
ser” hablando metafóricamente, dar
luz a otra alma fue el cometido que me mantuvo enfocada en mi hijo a lo
largo de su crianza, aun ahora que ya es un adulto si pide mi ayuda contribuyo gustosamente
con él, sin entorpecer sus decisiones. La educación de un hijo me exigió
responsabilidad y conciencia, lo sé porque lo hice. La responsabilidad fue la
columna que me sostuvo y mantuvo avante durante su crianza, toda
situación que aludiera a su educación, salud o enseñanza siempre se guiaba por el corazón, solo el corazón se aseguraba de no fracturar ni una micra del espíritu
y alma de mi hijo y lo logre gracias a la conciencia, la conciencia que siempre
dictaba al corazón los errores que llegaba a cometer como madre. Si hubiese
escrito estas letras cuando mi hijo recién tenia uno o tres añitos para nada abordarían
el término “responsabilidad” pero si
abordaría la palabra “conciencia” siempre supe que quería tener un hijo aun y cuando desconociera el significado de
ello. Hoy en día soy tan consciente de ser madre que poseo la solvencia para
declarar que es una experiencia única, única porque a lo largo de la crianza el
cumulo de vivencias son tan inciertas, cambiantes y hasta alucinantes que te
demandan hasta la última gota de inteligencia para guiar a otra alma con certeza, con absoluta
sabiduría para no robarle ni un respiro de su integridad, mucho menos
lesionarla sumado a ello se precisa de un gran espíritu de estabilidad
emocional para no desfallecer, caer en las desesperaciones o las invasivas ansiedades
del no saber qué hacer cuando se viven situaciones de enfermedad, educación, aprendizajes,
conductas rebeldes, nos ignoran, nos piden ayuda, evaden e incluso nos reclaman
el hecho de no ser buenas madres pero cuando se está consciente de la
responsabilidad que uno tiene en la vida uno sencillamente encuentra salidas
idóneas, casi de manera misteriosa para continuar. Estar consciente del ser
madre es esa absoluta transparencia del darte cuenta del cómo eres con tu hijo o hija, del que tanto te esfuerzas para guiarlos adecuadamente, que
tanto cuidas de ti emocional y orgánicamente para poseer la suficiente energía
que demanda la crianza. Ser madre me significo impregnarme de la energía, empaparme de voluntad y destilar amor tres velas que se deben poseer para
llevar a buen puerto la crianza. Cuando
se es madre uno se encuentra la mayor parte del tiempo en la tabla del enjuiciamiento
viniendo de ti, de otros, de la cultura, la sociedad...uno entra en constante alerta e indagación en aras de saber si
se está siendo buena madre o mala madre situaciones que lo dejan a uno desorientada o
extraviada sobre todo si no se cuenta con la confianza suficiente para decirte
a ti misma; -haga lo que haga con mi hijo viene de mi corazón y todo
estará bien- tu corazón siempre es una garantía de criar con inteligencia y
sabiduría, actuar desde tus profundidades es garantía de una crianza divina así
que no hay porque extraviarse. Ser madre me significo una tremenda luz para
actuar con responsabilidad y conciencia. Hoy en día poseo la capacidad de no ser
un obstáculo en la vida de mi hijo, poseo la sabiduría de respetar su intimidad
y decisiones sean las que sean.
A treinta y tres años de Ser madre hoy festejo mi decisión de dar vida.
"Mi reto mas significativo; soltar a otra alma"
"Mi hazaña; vivir en comunión con mis hombres"
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