En el
útero de la madre el óvulo simplemente espera. No va a ninguna parte. El
esperma del varón viaja, y lo hace a gran velocidad. Realmente es una distancia
enorme la que recorre el esperma del varón hasta el óvulo de la mujer; empieza
una gran competencia. Los hombres son competitivos desde el mismo comienzo, incluso
desde antes de nacer. Mientras hacen el amor con una mujer un hombre libera
millones de espermas, y todos se precipitan hacia el óvulo. Se requiere una
gran velocidad porque solo uno será capaz de llegar hasta el óvulo, no todos.
Solo uno va a ser el ganador del Premio Nobel ¡La verdadera Olimpiada empieza
aquí! Y se trata de una cuestión de vida o muerte, no es corriente. La
competencia es grande... millones de espermas luchando, avanzando a toda
velocidad, y solo uno llegará a su destino. Y el óvulo femenino simplemente
está a la espera... con gran confianza.
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