La pesadillas nocturnas

A partir de los tres o cinco, surgen las pesadillas en el niño. Y cuando los padres abordan esta situación mediante un lenguaje como instrumento para disminuir el miedo en el niño, generaran una cálida sintonía entre ambos. Al confortarlo mediante palabras dulces y tiernas. De esta manera papa o mama impiden el desborde de la emoción y permiten al niño recuperar la serenidad. El niño se autorregula refugiándose entre los brazos acogedores de sus padres adoptando una actitud regresiva para recuperar el control.

Desde entonces y hasta la pubertad, el niño autorregula sus emociones a través de sus recursos de fantasía y el lenguaje que le rodea. Los niños ansiosos o inmaduros echan mano preferentemente a la fantasía para aplacar el miedo. En esta fase del desarrollo los personajes de cuentos y de dibujos animados cumplen un rol muy importante en la protección del miedo nocturno ya que el niño adopta en su imaginación el papel del héroe o del más poderoso para esfumarlo. Pero enfrentar estos miedos no es fácil para él: sigue necesitando la presencia acogedora y tierna de los adultos cuya actitud, será como el medicamento emocional. Cuando el niño no encuentra ese cauce  en ocasiones el miedo emergen en forma de una pataleta o de un comportamiento iracundo.