miércoles, 11 de julio de 2018

Evolución de la motricidad


La evolución de la motricidad en el niño es compleja y sus distantes fases de desarrollo son conocidas. El desarrollo motor, pasa esquemáticamente por varias fases:
  • La primera, que comprende la organización del esqueleto psicomotor, la organización tónica de fondo, la organización propioceptiva y la desaparición de reacciones primitivas. EL ser humano nace con las solas condiciones anatomofisiológicas de sus reflejos, para pasar a actos el niño ha de sentir la resistencia del medio en forma de estímulos procedentes del exterior lo cual viene a quebrantar su equilibrio organizativo que más tarde volverá a organizar. En la medida que se desarrolla el organismo solicita su propia organización.
  • La segunda fase es la de la organización del plano motor. Es como si una melodía cinética se fuera integrando hasta perfeccionar la movilidad corporal.
  • La tercera fase corresponde a la automatización de lo adquirido. En ella el tono y la motilidad no están aislados se enriquecen mediante el condicionamiento e inhibición propio o ajeno, hablando en el sentido de la actividad diaria del niño, entonces la maduración motora va tomando sentido en todo el esquema corporal. En los primeros meses la capacidad motora está muy frenada debido a la hipertonía (tono alto) y la falta de madurez que obstaculizan los movimientos. La evolución motora es pareja de las posibilidades madurativas: primero desaparecen los reflejos primitivos para surgir la acción extensora de las manos, la oposición del pulgar y la rotación de la muñeca. Durante algún tiempo los problemas madurativos tendrán capital importancia porque fuerza, rapidez y precisión dependerán del grado de maduración, de la regulación del movimiento, de la progresiva cronometría y de la capacidad inhibidora sincinética (movimientos inconscientes). 
La referencia del cuerpo únicamente existe en la medida en que lo posee el niño, ya que el esquema corporal no es un dato sino una práctica que evoluciona con la práctica y la imitación. 
Podemos admitir que el comportamiento infantil se expresa en dos niveles de variada complejidad: como comportamiento emocional y como conducta social. A partir de los cuatro años tanto los niños como las niñas reaccionan al mirarles otra persona, aun cuando los niños –menos precoces que las niñas– hasta los cinco no manifestaran su máxima capacidad de reacción. Por tanto es un error estudiar la psicomotricidad tan solo en el plano motor pensando solo en un hombre motor, lo cual nos llevaría a considerar la motricidad como una simple función instrumental puramente realizadora y dependiente de la puesta en marcha de unos sistemas de fuerza que les entraña, tanto si es externa como si es propia del individuo despersonalizando por completo la función motora. Los cambios tónicos y la actividad motora son a un tiempo expresión y reacción, “no existe un límite entre la serie de fenómenos motores y psíquicos”

miércoles, 27 de junio de 2018

Divorcio Creador


Roberta, de treinta años, no comunico su divorcio a sus padres hasta tres meses después de que su marido se había mudado de domicilio: ”lo primero que me pregunto mi padre fue si yo había hecho todo lo posible para salvar el matrimonio y cuando le conteste afirmativamente acepto mi decisión. Mi madre confeso su alivio. Aún antes que yo sabía que las cosas no marchaban bien. Creo que todo se reduce a lo siguiente: cuando los padres ven sufrir a sus hijos hasta los más conservadores prefieren el divorcio al dolor continuo. Desde que hable con mis padres, mama y yo nos hemos vuelto más comunicativas. Si ella hubiera confiado en mí antes y me hubiera dicho ciertas cosas sobre su propio matrimonio, yo habría estado en mejor posición para entender el mío. Siempre había creído que la vida conyugal de mis padres era perfecta, pero ahora resulta que han tenido tantos problemas como el resto de nosotros. Las mujeres se muestran muy poco dispuestas a comunicar a sus padres que se han divorciado. En las etapas iniciales del proceso, sienten que sus padres las culparan de lo sucedido, pero una vez que han aceptado la contingencia, descubren que sus padres también son personas con capacidades insospechadas para mostrarse comprensivos.

Vivir solo no es vivir solitario


Aunque la soledad encabeza frecuentemente la lista de los problemas comunes de los divorciados, su  significado profundo tiene muy poco que ver con el hecho de vivir solo. La soledad es tan común en muchos matrimonios que dos pueden sentirse tan solitarios como uno. La esposa arriba tendida en la cama y el marido cabeceando frente al televisor abajo. Lo cual coincide con la primera hora del siguiente día; la señora en la cocina y el señor en la sala, marido y mujer que únicamente hablan de asuntos relativos a los hijos. ¿Puede haber algo más solitario que esta clase de enajenación?
Todos sabemos que se puede estar solitario entre la multitud, pero en los primeros meses del divorcio todavía atribuimos nuestros sentimientos de “solitariedad” al hecho de vivir solo. La solución en esos casos es una agitada vida al trabajo, social o de relaciones pasajeras cuyo único propósito es el de impedir estar solos con nuestra soledad. Aunque estas válvulas de escape puedan llenar muchas grietas de la existencia cotidiana, grietas por la ausencia, no son soluciones para la “solitariedad” además si se recurre a ella en exceso pueden resultar más destructivas  que constructivas. Para superar el agudo sentimiento de soledad se debe comprender y reponerse del sentimiento de pérdida y abandono desencadenado por la separación. Al sobrevivir a estos sentimientos se llega a descubrir  que la supervivencia emocional depende de ti y no de otros.