miércoles, 30 de diciembre de 2015

Felicidad

La felicidad es tan natural que cuando uno la siente el mundo gira, gira y uno baila de alegría. Lo que no es natural es desearla en especial para los hijos… porque como vamos a desearla para los peques cuando ellos ya la poseen. Están impregnados de su magia, de su alegría, ríen y su risa es tan contagiosa que a uno lo ponen alegre. Así que porque desear la felicidad para ellos si ya les pertenece. La felicidad nos habita desde el mismísimo día de nacer y si nos ponemos a buscarla nos extraviamos. La esencia de la felicidad se ha distorsionado a tal grado que deducimos que para ser felices debemos esforzarnos haciendo esto o lo otro e incluso nos entregamos en cuerpo y alma a lo que nos dicta el exterior para lograrla, pero solo nos extraviamos. La alegría, felicidad o dicha no se obliga brota al natural, surge de la nada. El problema es que hemos olvidado como se siente, como es vivir con ella y en especial la hemos distorsionado a tal grado que no sabemos discernir entre lo que es la felicidad y la falsa felicidad. No sabemos discernir entre lo natural y artificial, situación que fractura la felicidad de los niños pues ellos la están viviendo, son alegres por naturaleza.
Al cierre de este año me decidí a escribir acerca de la felicidad porque no existe mayor regalo que dar felicidad a un hijo. Dar felicidad a un hijo es tan valioso que te aseguro será un regalo invaluable para el niño. El cómo obsequiarla requiere de compromiso para empaparte de felicidad, no se trata solo de intentarlo un segundo para generar ideales en los peques y olvidarlo al siguiente instante, se trata de responsabilizarte para ser feliz por naturaleza porque así naciste. 
Intentare apoyarme de las siguientes citas para decirte como cultivar la felicidad en tu corazón…

La alegría de vivir solo puede ser concebida desde ti
Si tu alegría es natural, permanente, constante nada la perturba entonces tu felicidad irradia en tus hijos.

La felicidad no tiene nada que ver con el triunfo, la felicidad no tiene nada que ver con la ambición, la felicidad no tiene nada que ver con el dinero, ni el poder, el prestigio. La felicidad está relacionada con tu consciencia, no con tu carácter.
Si eres capaz de tomar conciencia de ti, eres capaz de hacer feliz a tus hijos porque no te extravías entre tu carácter, lo material y las ansiedades del exterior.

Depende de ti la felicidad, de tu estado de conciencia o inconsciencia, de si estas dormida o despierta.
Si no tienes conciencia de la felicidad, la tristeza invadirá tu corazón, la ansiedad invadirá tu mente o la ira se apoderara de tu cuerpo. Depende de ti la felicidad para vivirla con la de tus hijos.

Previo a la felicidad está el placer, al placer le sigue el dolor y al dolor lo seguirá el placer entonces te alejas de la felicidad.
El riesgo que corre la felicidad es confundirla con el placer aquel que es pasajero e hipnotiza al corazón pensando que durara por siempre, cuida de no tropezar con él… con el placer.

Hay personas que viven a medias ni dormidas, ni despiertas, viven en el limbo, un poquito dormidas y un poquito despiertas, ni son felices, ni son infelices.
Aventúrate a descubrirte, a sentir tu felicidad gradual y religiosamente cada amanecer. No te quedes pensando que pudiste haber sido feliz

Cuando empiezas a tomar conciencia de ti, entonces la felicidad llega a ti. La felicidad tiene un sentido completamente de calidad y menos de cantidad.
Aun cuando te lleguen a tocar nubarrones, trae motas de alegría a tu corazón y descubrirás que un mínimo esfuerzo por sentir alegría cuando todo se torna obscuro alivia todo mal. Cuando invades tu Ser de calidez y alegría todo se ilumina.

Cuando eres feliz te sientes plena, empiezas a desbordarte, algo estalla en tu Ser surge una armonía en TI… te haces música.
Niños y niñas son felices por naturaleza, así nacimos, solo que al paso de los años hemos olvidado la felicidad. Cuando los padres son capaces de emanar alegría no permiten, ni les crean a sus hijos tristeza porque saben que eso los hace infelices.

!Deseándote de corazón que la felicidad inunde tu hogar de luz y paz¡


No reprimas las emociones de un niño

Si eres valiente para no reprimir tus emociones tendrás aplomo para no reprimir las de tus hijos. Si  sabes que es la represión sabrás el daño que provoca. Si no la generas en ti, no la generas en otros veamos que es la represión...
  • La represión es hacer cosas que jamás quisiste hacer
  • La represión es ser la persona que no eres
  • La represión es un modo de destruirte
  • La represión es un suicidio muy lento
  • La expresión es vida; la represión es suicidio
En un entorno familiar las palabras que se dicen a los niños pueden llegar a ser represoras, tan represoras que no se tiene conciencia del daño que les provocan veamos solo tres de ellas…

-cállate- reprimir a un niño para que no hable es como dejarlo envenenado de ira. Aun cuando lo que hable sea fatal es mejor abrirles el cauce de su ira emocional, sin que te lesione, a dejarles envenenado el corazón. Cuando un padre o una madre no reprimen sus emociones poseen la sabiduría de dejar hablar a los niños.

-atiende- obligar a un niño atenderte es reprimir su inocencia, es obligarlo a reaccionar a tus deseos, es encuadrarlo en algo que no quiere. Más vale aquilatar lo que merece la pena atender para enseñarle al niño el arte de percibir los pequeños detalles de lo que le pides a exigirle que te atienda. Cuando reprimes a un niño lo pones a  temblar por dentro.

-Tranquilo- reprimir la energía de un niño, para que se tranquilice, es como pedirle que controle un volcán de energía. Mejor dale alternativas para canalizar esa energía en lugar de convertirla en ira hacia ti.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

De compras con los niños

En tanto haces tus compras navideñas tu hija o hijo están aprendiendo de todo. Desde hacer cálculos bajo una mesa, mover su cuerpo de un lado a otro para estabilizarlo en un pequeño redondel, calcular alturas bajo una mesa, una escalera o una silla. Experimentan con su cuerpo al girar, correr, saltar, estar sentados, dan rienda suelta a toda movilidad de su cuerpo pues los espacios abiertos los invitan a moverse. Exploran por naturalidad; edificaciones, trafico, rostros infinidad de generalidades se les presentan para ser exploradas, pero también se concentran en las particularidades que se encuentran ahí donde te detienes hacer tus compras. Así que en tanto tú haces tus compras los niños deambulan por todos lados y aprenden. Así de increíble es la mente infantil que aprende por si sola. La experiencia me dice que todo aprendizaje fortuito es increíble en el niño pues aprende al natural, no encuentra obstáculos. Al explorar, indagar, experimentar  y comprobar el niño descubre, comprende y asimila nuevos esquemas de pensamiento, es decir madura.  Lo relevante de estas salidas con los niños al  hacer tus compras es que aprenden por la causalidad, los lleves a donde los lleves, pero también es una realidad cuidar del buen comportamiento de ellos. De establecer límites cuando pierden el control, enseñarles  a respetar las normas de los espacios que visitan es  ahí es donde tu inteligencia emocional cobra un tremendo sentido para permitir fluir su aprendizaje y darles confianza. Para hacerlo se estilan las llamadas de atención  y está bien en tanto estén libres de reactividad y empapadas de asertividad entonces las llamadas de atención cobran sentido para ser atendidas por el niño. El cómo ejecutarlas no te pide serenidad o paciencia, te pide pensar diferente para controlar los múltiples intereses que abres a tu hijo en una salida. Al supervisar a los niños en tanto te encuentras haciendo tus compras o en charlas adultas llega el momento en que pierdes de vista lo que hacen los niños y es natural pues tu tendencia es  monitorear rápidamente y concentrarte en tus compras,  aquí es donde sugiero insertar ese pensar diferente cuando de hacer una llamada de atención a los niños se trata, sobre todo si han perdido el control. Son normales las llamadas de atención para retomar el control y por su seguridad, pero no es normal abusar de ellas, ahí es cuando sugiero acudir a la inteligencia emocional para pensar diferente. Estando el niño contigo, al hacer tus compras, corre el riesgo de ser devaluado, al llamarle la atención por ello hablo de pensar diferente al hacerlo. Lo cual no se adquiere de la noche a la mañana, cada salida con ellos te brindara esa oportunidad para intentarlo. Recuerda que el niño está aprendiendo y el aprendizaje lo vuelve incontrolable, así que la próxima vez que salgas de compras con tu hijo no abuses de las llamadas de atención que devalúan, mejor emplea tácticas para supervisarlo y proteger su autoestima.

Piensa diferente al llamarle la atención a tu hijo

Pensar diferente al hacer una llamada de atención al niño en especial cuando te encuentras haciendo tus compras navideñas es adquirir la habilidad para no caer en las clásicas llamadas de atención que desestabilizan sus sentimientos mira estas alternativas;

-No corras- No le grites que no corra, mejor camina aprisa, tómalo sin lesionar su piel y dile que no es lugar para correr, sintiendo tu voz y rostro para no lesionarlo y no lo confundas con el hablarle de forma conciliadora o con cariñitos para que te obedezca. Con este tipo de actitudes es como decirle al niño que puede hacer lo que quiera.

-Te calmas- En lugar de darle una indicación, mejor analiza el tiempo que lo has tenido haciendo compras. El niño se desespera cuando rebasa sus tiempos de espera en un solo lugar. Si el niño se descontrola será momento de cambiar de escenario.


-No te separes de mi- Mejor dile; -vayamos juntitos para no perdernos-. Lo que dices a un niño tiene fuertes repercusiones pues puedes provocar inseguridades y miedo. Pero cuando le dices algo para protegerlo sumándote tu también comprenderá que ambos deberán cuidarse.

-No hables con extraños- Si se lo dices así, directamente generaras miedos anticipados en el niño y sobre todo inseguridad al caminar por las calles pues todos los rostros son extraños para el. No hay necesidad de sobresaltar al niño ante de salir de compras, es real su seguridad pero te aseguro que más de uno le sonreirá a tu hijo y cuando la maldad se le acerque el pequeñito no sabrá discernir entre el bien y el mal porque solo lo alertaste de no hablar con extraños, pero no lo alertaste que hacer con quien le sonríe. Observas como es muy compleja una instrucción en la mente de un niño para protegerse, así que mejor dile al niño; -cuando  alguien te hable o se acerque a ti busca a mamá o papá para decírselo- de esta manera si se acerca alguien al niño reaccionara ante una instrucción clara.

-Pórtate bien- Evita alertar al niño con este tipo de consignas pues solo le hablaras al vacío, mejor dile; -cuando salgamos te tocare para que escuches lo que te diga, así que mantente atento cuando te hable-. Con esta consigna eres directa y concreta pero sobre todo familiarizas al niño a comprender lo que es portarse bien.



miércoles, 9 de diciembre de 2015

Familiariza al niño con sus emociones

Para familiarizar a tu hijo con sus emociones es importante conocer las tuyas, es decir tus propias emociones. Contrario a ello provocaras en él o ella un caos emocional. De no hacer este análisis previo antes de guiar las de tu hijo corres el riesgo de desestabilizar las emociones del niño veamos un ejemplo, si le dices al niño que no tenga miedo y a ti te mira temblar de miedo ante una araña pues obvio que cuando enseñes a tu hijo a no temblar de miedo será un fracaso pues no sentirá en ti la confianza. 
Los pequeñitos poseen la virtud de mirar el todo con inocencia y enseñarles a vivir sus propias emociones es como abrir las puertas de su riqueza espiritual. Así que toma conciencia de tus emociones y las emociones del niño sin condena alguna solo dales claridad y descubrirás lo bien que se siente vivir en armonía.

Ira

Enseña al niño a tomar conciencia de la ira, muéstrale como comprenderla, sin condena alguna o reclamos porque está enojado pues solo duplicaras su ira.
Dile que es Ira llámala por su nombre e invítalo descargarla a solas en su cuarto, sobre su almohada, escribirla, dibujarla, salir a correr, andar en bicicleta. Dile que si la siente en todo su cuerpo, si la recibe como desee desaparecerá de inmediato.
Compártele que también has sentido la ira y que has descubierto que en la medida que te detienes a sentirla como hierve dentro de tu cuerpo o haces algo para que se marche entonces desaparece y el cuerpo se siente feliz. Compáratele que entre más conozca a  su ira más feliz será.

Miedo

Compártele a tu hijo que el miedo es como la obscuridad. Enséñale que no es posible deshacerse de la obscuridad y lo mismo sucede con el miedo, no nos podemos deshacer de el, pero podemos sentirlo para que se marche. Llévalo a sentir ambas situaciones a solas y de preferencia por la noche. Apaga la luz para que experimenten ambos esa sensación de penumbra, de obscuridad, de miedo, de querer mirarse o tocarse con sus manos y si lo desean palpense en la  obscuridad, se familiarizaran con ella y el miedo se desvanecerá.
Pasada esta reflexión enciende la luz y compártele que la obscuridad desaparece al encender la luz y lo mismo sucede con el miedo al encender su confianza.

Reafírmale; 
-si enciendo una luz la obscuridad desaparece-  -si enciendes tu confianza, el miedo se desvanece-

Toma uno de sus muñecos favoritos y dile; 
-él no tiene vida, por lo tanto no tiene miedo pero tu estas lleno de vida y como esta obscuro ahí adentro, toca su pecho, abra que encender tu confianza para que te ilumine. Para confiar en ti necesitaras valor y valentía para fulminar el miedo, no evadas el miedo porque si no te hará pequeñito, mejor siéntelo y descubrirás lo grande y poderoso que eres desde antes de nacer- .